El Correo de Burgos

Aumentan las quejas por la calidad y cantidad del menú de los comedores

Así lo ha detectado la Federación de AMPAS de centros públicos (Fampa), tras la nueva adjudicación del servicio

Una trabajadora prepara el comedor escolar, en una imagen de archivo. RAÚL OCHOA

Imagen de un comedor escolar. ECB

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Son las fechas navideñas propicias para enumerar peticiones a entes mágicos y, al tiempo, para elaborar listas de buenos propósitos. Cabe, pues, poner el foco en las solicitudes que acumula la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de los centros públicos de Burgos (Fampa). Algunas de sus demandas van camino de convertirse en una tradición de idéntico calibre que las doce uvas, por aquello de permanecer en el tiempo. Otras surgen y engrosan una relación de reivindicaciones que, lamentan, no para de crecer. Todas urgentes. Todas importantes. Y pese a ello, el portavoz de la agrupación, Fernando Fraile, mantiene la calma cuando las recita. Llama la atención de entre todas -las resume en siete principales, pero hay más- el incremento que han detectado de las quejas de las familias por la calidad y cantidad de la comida que se sirve en los centros.

Asegura que el alza -contrastada tanto por sus propios canales, vía encuestas anónimas, como por lo que saben de los datos que recoge la Administración a través del teléfono 012- coincide con la adjudicación del nuevo contrato y detalla que el grueso de las reclamaciones tienen que ver con la «escasez de las raciones, el mal reparto y la baja calidad» de los menús. Para evitarlo, desde Fampa abogan «siempre» por mantener el formato de «cocinas in situ».

Coincide el mensaje provincial con el lanzado por la agrupación regional, que alerta desde hace tiempo del deterioro progresivo del servicio en Castilla y León, a causa, denuncian, de primar la oferta más barata como principal requisito para la adjudicación.

Otra de las reivindicaciones en las que, según explica Fraile, quieren hacer especial hincapié durante el presente curso es el refuerzo de la seguridad en el transporte escolar. En la línea marcada por la confederación nacional, los representantes de las familias burgalesas exigen que se mejoren las normativas en vigor y, sobre todo, «que se cumpla la actual, para que los autobuses que a diario trasladan a nuestros niños incorporen las medidas de protección adecuadas: elevadores y cinturones de tres puntos», que, al fin y al cabo, son las exigidas por la ley en todos los turismos. Destaca al respecto que de todos los que operan en la provincia solo un autobús cuenta con cinturón de tres puntos. Indica además Fraile, en relación con las rutas escolares, que en las de nueva creación, por su diseño, «los niños pasan mucho tiempo en el bus para recorridos que son cortos». La causa, según el portavoz de Fampa, no es otra que abaratar y centralizar costes.

Ya de puertas para adentro de los centros educativos, la agrupación se detiene en la urgencia de contar con recursos suficientes para atender las necesidades especiales de los alumnos. A la histórica solicitud de que haya enfermeras en los colegios para atender a aquellos casos que lo precisen, se suma ahora, en vista del aumento de menores con problemáticas en el habla, en buena medida motivado por el aislamiento debido al coronavirus, la necesidad de reforzar los equipos de Pedagogía Terapéutica (PT) y Audición y Lenguaje (AL), cuyo papel es clave para la adaptación de los escolares que requieren apoyos específicos.

«Es un servicio público que los centros deben prestar. Ya era una carencia antes, pero ahora se ha pronunciado», sentencia Fernando Fraile, para señalar el sangrante caso de los alumnos que requieren intérpretes de lengua de signos: «Educación asigna un número de horas, siempre insuficientes, pero cuando llega el curso las recortan en la práctica de manera brutal desde la Dirección Provincial. Eso no es atender las necesidades, es cubrir el expediente, y mal, lo que erosiona la formación de esos niños. El impacto en ellos es enorme», lamenta.

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