El Correo de Burgos

Evaluación psicológica para entender las mentes extintas

Emiliano Bruner, paleoneurólogo del Cenieh, publica una revisión sobre la relación entre fósiles y cognición aplicando los modelos psicológicos a comportamientos relevantes para la evolución humana

Bruner propone utilizar en arqueología cognitiva el modelo de subsistemas de John Teasdale.

Bruner propone utilizar en arqueología cognitiva el modelo de subsistemas de John Teasdale.Cenieh

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Emiliano Bruner, paleoneurólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), ha publicado esta semana en la revista Journal of Comparative Neurology un amplio trabajo de revisión que describe la relación entre fósiles y cognición siguiendo los principios de la arqueología cognitiva, es decir, la aplicación de modelos psicológicos a aquellos comportamientos relevantes para la evolución humana.

La evolución se basa en múltiples linajes independientes y los homínidos fósiles podrían haber tenido habilidades cognitivas que los humanos modernos han perdido, o que nunca han evolucionado. En este sentido, la frecuencia de ciertos comportamientos es crucial, debido a la importancia de distinguir las respuestas y adaptaciones ocasionales de las habituales. También ha de tenerse en cuenta la complejidad del comportamiento para evitar generalizaciones que puedan ocultar cambios cognitivos consistentes.

Este trabajo de revisión profundiza en el sistema fronto-parietal, la memoria de trabajo, la cognición visoespacial y la atención. El ser humano moderno tiene una complejidad social y tecnológica que sugiere cambios evolutivos recientes en las habilidades ejecutivas y atencionales. “Muchos de nuestros logros cognitivos y culturales se deben probablemente a que nuestra atención es intencional, sostenida y consciente”, señala Emiliano Bruner.

Asimismo, se presenta el papel de la corteza parietal en la consciencia, y en concreto del precúneo, considerado uno de los principales centros de integración de las redes neurales, además de ser una parte involucrada en procesos asociados a memoria e integración visoespacial. “El precúneo es como un ‘proyector’ de nuestra línea narrativa, que integra informaciones corporales y visuales”, explica Bruner.

Finalmente, se introduce el modelo de subsistemas cognitivos de John Teasdale, fundado en dos formas diferentes de razonamiento: holístico intuitivo (basado en la percepción) y conceptual (basado en recursos fonológicos y de imagen). El primero se desarrolla en gran medida a partir de factores somáticos y atencionales en línea, mientras que el segundo se basa en información fuera de línea, la memoria de trabajo y la red por defecto. “De ahí que podamos preguntarnos si los homínidos extintos podrían haber recurrido a distintas combinaciones de ambos subsistemas”, afirma Bruner.

Esta amplia revisión concluye con un llamamiento a la utilización de métodos experimentales y cuantitativos en la arqueología cognitiva y subraya la importancia de los elementos somáticos, sociales y tecnológicos a la hora de investigar la cognición, en particular cuando se trata de un primate humano.

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