Un payaso por las calles arrasadas por la DANA. «Los niños reían y los adultos lloraban al oírlos»
Quique Méndez (Jean Philippe Kikolas) relata su experiencia con el grupo de payasos ‘Contaminando sonrisas' por la zona cero de Valencia. «Es tremenda la destrucción y la organización y solidaridad de la gente»

Un pequeño escenario de teatro improvisado entre el barro que dejó la Dana en el barrio de Xenillet en Torrent .
Equipados con la nariz de payaso, el sombrero y los grandes zapatos. Subidos en cuerdas , bicicletas, un sinfín de artilugios y un escenario con un objetivo: contaminar de sonrisas los pueblos afectados por la DANA en Valencia donde, un mes después, siguen retirando barro y enseres. Así han pasado la última semana diez compañías reunidas por la ong ‘Contaminando Sonrisas’ en las localidades de Alacuás, Albal,Paiporta, Picanya, Catarroja, Algemesí y Torrent.
Entre ellos Quique Méndez que con la nariz roja y el maquillaje se convierte en Jean Philippe Kikolas. El payaso burgalés ha participado junto a otros nueve grupos de payasos y magos (Mariee Soler, Mag Struc, Pau Palaus, Jacinto Sifon Fontana, Bufoneta, Manufusta!, Txema Muñoz, Sonriexnarices y Total Circ) en una campaña de la ong en los barrios más desfavorecidos de los pueblos arrasados por la Dana en Valencia. «Ha sido tremendo cómo está todo, un mes después, y cómo nos recibían: los niños reían y los mayores lloraban por la emoción de traer la risa a las calles, nos decían que llevaban un mes sin escucharla».

Quique Méndez transformándose en Jean Philippe Kikolas antes de una de las actuaciones realizadas en los pueblos afectados por la DANA en Valencia.
Allí se han programado una treintena de funciones donde el horario era intenso. La nariz y su alter ego Jean Philippe Kikolas hacía su aparición por las mañanas en los colegios que volvían a abrir sus puertas. «Los profesores lo agradecían mucho porque en los centros, masificados al acoger a aquellos que han perdido su cole, los pequeños no quieren hablar ni escribir y nuestra presencia les viene bien para canalizar tanto dolor de la mejor manera posible», explica.

Una intervención de calle de Jean Philippe Kikolas en las calles del Barrio del Raval en Algamesí.
Son conscientes que la risa, esa por la que lloraban los mayores de los barrios, es la mejor manera de empezar a procesar algo que les acompaña día a día desde hace un mes. «Es tremendo todo lo que ha pasado, notas la frustración, el enfado con todas las administraciones, pero también la solidaridad y donde no llega la administración, se organizan entre todos para ayudar».
Algo que vivían de primera mano por las tardes. Tocaba animación de barrio. Visitaban zonas donde había gente retirando barro, enseres, limpiando. Salían del coche y empezaba a interactuar con los presentes llamando la atención de todos. «La fuerza del payaso es esa, que te subes a una farola, juegas entre las ventanas incluso con el barro y la gente salía a la ventana, bajaban o paraban un rato de su labor y luego volvían», explica. Todo acababa con una función donde el burgalés ha trasladado su espectáculo ‘Sin remite’.
Las historias en medio de tanta desolación se suceden. «Recuerdo una niña que nos acompañó desde las 10 de la mañana hasta las 19 horas de la tarde, nos presentó a su familia y cuando nos íbamos, nos despedía con la mano llorando ... No les quitamos lo que han pasado pero sí les traemos una sonrisa y diversión», cuenta.
«No les quitamos lo que han pasado, pero sí les traemos una sonrisa y diversión»
Y es que en las calles de Paiporta, «me ha impresionado especialmente el nivel de destrucción de esta localidad», Algamesí o Catarroja no hay nada con lo que divertirse. El colegio lo acaban de abrir, el único atisbo de normalidad, pero las calles casi impracticables, las casas donde han perdido todos sus juguetes, los polideportivos convertidos en centros de coordinación de ayuda. «De ocio no hay nada, los más pequeños ofrecen bocatas, café... Necesitaban volver a reír, entretenerse, divertirse».
Que la risa es terapéutica en situaciones tan impactantes lo saben desde hace tiempo. Quique Méndez ha estado en Palestina, en Líbano, en Kosovo y en un campo de refugiados ucranianos en Polonia. «Lo que ves, cuando vuelves, te cuesta asimilarlo y hasta entenderlo pero esta vez es muy extremo todo lo que hemos visto en España y que esté así en pleno siglo XXI...», cuenta. Las zonas llenas de coches se las esperaba, las parcelas con enseres no tanto. «Al lado de la parcela llena de coches hay otra llena de enseres de camas, muebles, cuadros, fotos, es muy sobrecogedor ver ese mar de recuerdos entre el barro, convertido en basura», relata.

El equipo de payasos y magos de 'Contaminando sonrisas' después de una de sus actuaciones.
Tras una semana llevando sonrisas a las zonas afectadas por la DANA, la inundación de payasos continúa. «Ahora cogerán el relevo Payasos sin Fronteras y después de Navidades volveré», explica. Siente que «hay mucho por hacer y el temor de los vecinos que se acaben olvidando de todo». Los payasos de ‘Contaminando sonrisas’ no se van a olvidar.
Historias duras y mucha destrucción

El equipo de Contaminando Sonrisas, vuelve conmocionado por el nivel de destrucción de la Dana en Valencia.
Relata que ha sido una experiencia «muy loca, dura por ser tan cerca de casa que es algo que no te esperas». Hay quien cuenta como vio que el agua se llevaba la casa de sus padres; quien ha perdido todo; los que han perdido los coches para poder moverse pero no el crédito con el que lo pagaban... Pero lo más sorprendente para él entre tanta destrucción es la organización vecinal y la solidaridad entre todos.
Lo que ha pasado es de una magnitud muy grande pero aquí, en sitios donde no llega la ayuda porque no llega, los barrios se organizan en cuadrillas para repartir alimentos, para preparar la comida, para ir a comprar cuando muchos no tienen forma de moverse, para recoger, arreglar y repartir bicicletas...
«En medio de tanta destrucción he sentido el enfado con la administración, con todos, dicen que los ayuntamientos no llegan, pero por otro la solidaridad y el asociacionismo que ejemplifican mejor que nadie que el pueblo salva al pueblo», sostiene Jean Philippe Kikolas. Asombrado por lo vivido y agradecido porque «te ofrecen todo lo que tienen». Por eso tiene claro que volverá. «Esto no se puede olvidar con el paso de los meses, hay mucho que hacer». Y la risa es la mejor terapia para sanar.