El Correo de Burgos

«La consecuencia de su trabajo es importantísima: Estoy vivo y con mi familia»

Alfonso Maruri es un bilbaíno a quien una enfermera y cuatro agentes de Policía Local de Burgos le salvaron la vida tras un accidente que escondía un infarto. Tras reunirse con ellos, ha recordado que este 2024 ha sido un año fatídico para su familia porque fallecieron dos de sus hermanos, uno de ellos apenas quince días antes 

Alfonso Maruri, en el centro, junto a cuatro de sus cinco salvadores, tras una feliz reunión en la sede de la Policía Local de Burgos.

Alfonso Maruri, en el centro, junto a cuatro de sus cinco salvadores, tras una feliz reunión en la sede de la Policía Local de Burgos.Óscar Corcuera

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«Muchísimas gracias de todo corazón por devolverme la vida». Estas son las palabras de Alfonso Maruri, un bilbaíno que está a punto de cumplir 67 años, que el 12 de julio de 2024 se encontró con nada menos que cinco ángeles de la guarda que le salvaron en la capital burgalesa: una enfermera que de casualidad pasaba por allí: Mónica Santiago, así como Osvaldo, Miguel, Rafa y Nacho, cuatro agentes de la Policía Local de Burgos. Sufrió un accidente de coche que escondía una parada cardiorrespiratoria.

Maruri, que se encontraba por trabajo aquel día de verano en Burgos, ha podido, por fin, reencontrarse con cuatro de sus cinco salvadores, con permiso del equipo médico que le atendió después tanto en Burgos como en León, donde fue trasladado y le operaron hasta en dos ocasiones para reparar los daños cardiacos.

El encuentro se ha producido en la sede de la Policía Local de Burgos y no ha podido ser más emotivo, porque tardó varios meses encontrarles a todos ellos, ya que por los informes médicos pensó primero que el accidente que sufrió se había producido en Gumiel de Izán y la familia contactó con Guardia Civil.

Tras comprobar que no eran ellos, más tarde se puso en contacto con la Policía Nacional, hasta que, por fin, supo que el siniestro que dio la voz de alarma ocurrió en Burgos capital, en el bulevar con la calle Gumiel de Izán, de ahí la confusión. De esta manera, ya se puso en comunicación con la Policía Local de Burgos que ha propiciado esta feliz reunión.

«Los agentes y la enfermera me han dicho que solo hicieron su trabajo», explica Alfonso, que añade que es primordial que conozcan cuáles son las consecuencias de su trabajo. «Son importantísimas. Estoy vivo y con mi familia», asegura este vecino de la provincia de Vizcaya, que no quiere imaginar cómo habrían pasado las Navidades su mujer y sus tres hijos. Este año 2024 ha sido bastante fatídico para los Maruri, ya que se da la circunstancia de que dos de sus hermanos fallecieron, uno de ellos, justo quince días antes de su paro cardiaco y también por una afección de este tipo. La asistencia sanitaria que recibió desde pocos minutos después del incidente obraron un milagro para los Maruri también en este 2024.

«Hubiera sido un tercer disgusto tremendo para el resto de los hermanos y para mi mujer e hijos», explica lleno de agradecimiento, porque por su cabeza ronda ese refrán que dice «no hay dos sin tres», en una familia con múltiples antecedentes de accidentes cardiovasculares, «es nuestra herencia genética».

Aquel 12 de julio, que Alfonso Maruri y su familia no olvidarán, se registró un accidente en Burgos, en principio no parecía grave porque los daños en el vehículo no eran de calado. Es responsable de una empresa de distribución de servicios para la hostelería y se encontraba por aquí visitando a los clientes. En principio, daba la jornada laboral por terminada y tenía intención de regresar a la oficina en Altube.

Me han devuelto a mis dos casas: Burgos y Bilbao»ALFONSO MARURI

Mónica Santiago circulaba por la zona, y como recuerda hoy Alfonso, ella vio algo extraño porque el conductor no se bajaba del coche por su propio pie. Efectivamente, estaba sin conocimiento y no dudó en parar el coche en el que circulaba junto a una hija. Como enfermera de urgencias supo inmediatamente qué pasaba y tras comprobar la parada cardiorrespiratoria, inició las maniobras necesarias como el masaje cardiaco. Mucho antes de que apareciera la ambulancia, lo hicieron los agentes equipados con el desfibrilador, el DESA portátil, que tan buen servicio hace ante estos casos. «Sin el apoyo de todos me hubiera quedado ahí porque el paro cardíaco, me había dejado sin respiración», recuerda, según le han contado lo sucedido. «No perdieron la esperanza, siguieron y siguieron y todos tiramos para adelante», continúa explicando, hasta que ya pudo ser trasladado al Hospital Universitario de Burgos.

Las palabras gracias, o muchas gracias o mil gracias, y el abrazo sincero se le quedaba escaso a este bilbaíno que ha escrito una postal a cada uno de los que participaron en el salvamento que servirá para canjearla por una comida. «Les he dejado pagada una invitación en un local de mi total confianza y espero que puedan disfrutarla en las próximas semanas para que todo se quede en Burgos», añade, a la vez que asegura que hacía mucho tiempo que se sentía en Burgos como en su casa. «Me han devuelto a mis dos casas: Burgos y Bilbao».

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