200 figuritas y 30.000 bombillas led, el reclamo de un pequeño pueblo de Burgos por Navidad
Un padre y un hijo, Carlos y Gustavo García, encarnan el espíritu de la Navidad en Renuncio. Llevan tres meses cuidando con mimo cada detalle de su extraordinario Belén, que abre las puertas al público coincidiendo con las vacaciones escolares. 30.000 bombillas iluminan el camino hasta la calle de la Iglesia, número 2

Escenas de Belén que se puede ver en la localidad burgalesa de Renuncio hasta el 6 de enero.
Hasta 4.000 visitantes tuvo las pasadas Navidades el impresionante Belén de Renuncio. Este año Carlos y Gustavo García se han animado a ampliar el horario para permitir que más personas puedan acercarse a este pequeño pueblo, con la idea de evitar las colas que se produjeron el año pasado en algún momento.
Y es que este padre y este hijo viven estas entrañables fiestas con pasión y abren las puertas de un espacio aledaño a su casa, para que los interesados en la tradición belenista puedan disfrutar de una creación que tardan tres meses en preparar con mimo y detalle.
El Belén abre sus puertas el 20 de diciembre y se puede visitar hasta el 6 de enero entre las 12.00 y las 14.00 horas y desde las 17.30 a las 20.30 horas. Este pequeño pueblo se encuentra a poco más de 10 kilómetros de la capital burgalesa, de ahí que el peregrinar de quienes viven en la ciudad sea constante durante las vacaciones escolares.
Cuenta con tres escenarios, 200 figuras y una treintena de casas hechas a mano, y se engrandece con «efectos especiales» con figuras en movimiento, cambios de luz, música, niebla y hogueras con humo.
Los autores de esta esmerada creación son un padre y un hijo, Carlos y Gustavo García, que llevan 24 años, perfeccionando esta obra, que cuenta el nacimiento de Jesús y los acontecimientos que narra la Biblia que se produjeron en el pueblo de Belén y en Egipto, así como la cueva de huida a Egipto.

Burgos
El Belén de un pequeño pueblo de Burgos que conquista a quien lo visita (en fotos)
Natalia Escribano
Con su estilo único y su inconfundible saber hacer, el Belén conquista a quienes lo visitan. Además, sorprende gratamente por estar en un pequeño y humilde pueblo, dejando una huella que invita a regresar año tras año.
Cada Navidad, los visitantes descubren nuevas sorpresas. Este año las principales novedades son: una zona de Egipto dedicada al templo de Hatshepsut, una nueva casa en el pueblo de Belén y un nuevo puesto en el mercado ambulante.
El Belén ocupa una superficie de 55 metros cuadrados y cuenta con cerca de 200 figuras del escultor José Luis Mayo (Madrid), así como unas 30 construcciones de estilo hebreo tradicional, dividas en tres áreas: Belén, la huida a Egipto y Egipto.

Un grupo de niños inmerso en sus juegos, en una de las zonas del Belén de Renuncio.
La zona de Egipto se ha renovado por completo, dedicándose este año al templo de Hatseput. Realizado en porexpan y escayola, cuenta con unas medidas de 3 metros de ancho, 1,5 metros de alto y 1 metro de profundidad, siendo la mayor construcción realizada en el Belén de Renuncio en sus 24 años de historia. El tempo está decorado con 16 figuras de Osiris, 32 columnas, y 8 esfinges que cuentan con luz nocturna propia. Todo el conjunto está texturizado con escayola y pintado para simular que ha sido excavado en una gran montaña.

El templo de Hatshepsut es uno de los escenarios más impresionantes del Belén de Renuncio, totalmente renovado para la edición de 2024.
Junto a las esfinges, una pareja de egipcios ofrece un cautivador espectáculo con serpientes mientras disfruta de una cachimba. En la misma zona, un grupo de nómadas cobija a los camellos del abrasador sol del desierto bajo un frondoso palmeral. En otro lado, un grupo de porteadores que llevan a una fiera para ser sacrificada al templo.
La zona de Belén comienza con una majestuosa cueva dividida en tres profundas galerías: una pequeña repleta de ovejas, la principal que alberga la natividad, y otra dedicada al nacimiento del río. Por un estrecho y escarpado camino, guiados por la estrella fugaz, avanza la caravana de los Reyes Magos rumbo a la cueva, cargados con regalos que van desde el oro, el incienso y la mirra, hasta añadidos fuera de época como un iPhone o una PlayStation.

Los camellos van cargados de juguetes tradicionales y del siglo XXI.
Más adelante, junto a varios olivos centenarios, unos pastores descansan mientras un ángel desciende y asciende del cielo para anunciar el nacimiento de Jesús.
Tras los olivos se encuentra el pueblo de Belén, cuyas pintorescas calles están llenas de detalles y escenas cotidianas que aportan vida y gran realismo. Entre sus encantos destacan diversos oficios de la época, algunos con movimiento. Al final del pueblo, se alza el majestuoso palacio de Herodes, inspirado en el que tuvo en Masada.
El último espacio está dedicado al relato de la huida a Egipto. Una gran gruta atravesada por un pequeño río y una larga calle flanqueada por casas conforman el escenario por donde un nómada emprende su viaje hacia Egipto.
El Belén incorpora tecnología ingeniosamente camuflada. Entre los ejemplos más destacados se encuentran la bruma que emana de la cascada y desciende por el río, hogueras que desprenden auténtico humo, una olla con agua hirviendo y juegos de luces que recrean el paso del día y la noche. Este año se ha aprovechado para renovar la música ambiental, con nuevas canciones ambientales.
30.000 bombillas iluminan el camino
El ambiente navideño en Renuncio trasciende el propio Belén. El trayecto que va desde la carretera principal está decorado con más de 30.000 bombillas LED en forma de árboles luminosos y estrellas. Al llegar a la entrada del Belén, los visitantes son recibidos por una recreación de la cálida atmósfera de la morada de Papá Noel en la Laponia finlandesa, con árboles nevados, faroles y velas.

Escenas de Belén que se puede ver en la localidad burgalesa de Renuncio hasta el 6 de enero.