Burgos, a la cabeza en delitos de tráfico de drogas en Castilla y León
Las actuaciones policiales contra la venta de estupefacientes aumentaron un 6% en 2024 mientras disminuían en casi toda la Comunidad. «Hachís, marihuana, cocaína y anfetaminas», las sustancias más consumidas

Vehículo requisado por la Policía Nacional, el pasado mes de enero, a un grupo de narcotraficantes.
Cada cierto tiempo -no demasiado entre una operación y otra-, las fuerzas y cuerpos de Seguridad desmantelan en Burgos alguna organización criminal dedicada al tráfico de drogas. La más reciente, esta misma semana, ha permitido a la Guardia Civil detener a cuatro personas con más de 700 gramos de cocaína que operaban en la provincia, Palencia y Cantabria. El pasado mes de enero, la Policía Nacional localizó un laboratorio ubicado en la capital desde el que se distribuían grandes cantidades de cocaína y hachís. Dos duros golpes, sin duda, que evidencian una realidad estadísticamente constatada: la consolidación de Burgos como el territorio de Castilla y León con mayor volumen de delitos relacionados con el narcotráfico.
El año pasado, de nuevo, Burgos lideró la tasa de ilícitos contra la salud pública a gran escala. 87, en total, que arrojan un incremento del 6,1% respecto a 2023. Mientras tanto, la Comunidad registró 410, casi un 17% menos en términos interanuales. El descenso fue palpable en todas las provincias salvo Soria y Valladolid, con sendas subidas del 3,4 y del 13,6%, respectivamente. Por contra, la criminalidad disminuyó considerablemente en Ávila (46,2%), Salamanca (41,8%) y Segovia (37,8%).
Bien conocen los cuerpos policiales que la provincia de Burgos constituye un importante punto de tránsito y distribución de drogas dada su estratégica situación geográfica. No obstante, la principal base de operaciones de los ‘narcos’ se asienta en la capital, que cerró el ejercicio 2024 con 55 delitos esclarecidos. Es decir, casi un 20% más que el año anterior.
Resulta llamativo, porcentualmente hablando, el incremento detectado en Aranda de Duero. Un 200% más al pasar de dos a seis delitos. Aun con todo, se trata de una cifra relativamente baja si tomamos como referencia la población de la ciudad y alrededores. Mientras tanto, el tráfico de estupefacientes en Miranda de Ebro se disparó un 77,8% tras contabilizarse 16 delitos frente a los 9 esclarecidos en 2023.
Si algo saben de sobra los cuerpos de Seguridad es que el narcotráfico no entiende de nacionalidad, edad, género o condición social. Los perfiles de quienes se dedican a esta actividad suelen ser variados e incluso sorprendentes. No en vano, la estadística más reciente del Ministerio del Interior, correspondiente a 2023, revela que 84 de las 96 personas detenidas o investigadas ese año eran hombres.
Pese a que no exista un perfil homogéneo, los datos recabados por Interior demuestran que casi la mitad de los arrestados tenían entre 41 y 64 años. El segundo grupo mayoritario, con 26 involucrados en ilícitos de esta naturaleza, se situó entre 31 y 40. Por lo tanto, podemos llegar a la conclusión de que el narcotráfico en Burgos -que no el menudeo- tiende a concentrarse en la mediana edad, que acabara el 96% del total. El resto, según recogen las estadísticas, fueron un menor y dos mayores de 65.
Aparte de intentar dar caza a los grupos organizados que se dedican a vender estupefacientes a gran escala, la vigilancia sobre el menudeo se ha intensificado de un tiempo a esta parte para intentar prevenir el consumo, especialmente entre menores. En este sentido, la Policía Local de Burgos se dedica a controlar ‘zonas calientes’ mientras su Unidad Canina trabaja a diario, tanto en controles de seguridad vial como en institutos o establecimientos de ocio.
Tan solo el año pasado, se interpusieron 392 denuncias por tenencia de estupefacientes. Además, se detuvo a tres personas por un presunto delito de tráfico tras sospechar que las cantidades que portaban no eran para autoconsumo; la mitad que en el ejercicio anterior.
Fuentes policiales consultadas por este periódico certifican que, a pie de calle, las drogas más habituales siguen siendo las mismas que en las últimas décadas: «hachís, marihuana, cocaína y anfetaminas». Existe un índice, mucho menor pero siempre preocupante, de adictos a sustancias mucho más demoledoras como la heroína. En cualquier caso, los narcotraficantes se adaptan a la demanda del mercado para ofrecer lo que la mayoría de clientes busca. Adulterando la mercancía previamente, eso sí, con sustancias de corte para aumentar sobremanera sus ingresos.