El Correo de Burgos

Ramón Zuriarrain o la armonía como victoria

La sala Pedro Torrecilla se viste hasta el 15 de junio de ‘El color de la batalla’, una muestra que reúne más de 40 obras del artista donostiarra fruto de la lucha entre el impulso y la razón

El pintor Ramón Zuriarrain posa junto a sus obras en la inauguración de la muestra ‘El color de la batalla’.SANTI OTERO

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"Esta exposición es lo que es, aunque podría haber sido otra". Con el humor por bandera recala de nuevo en Burgos Ramón Zuriarrain, vencedor a todas luces de un combate singular construido a partir de pequeñas escaramuzas entre impulso y razón que tiñen cada lienzo de la exposición 'El color de la batalla'. Porque así plantea la creación este artista nacido en San Sebastián en constante evolución, devoto del cuerpo a cuerpo con las formas que se le aparecen en cada obra. 

Elige el pincel como arma en cada duelo y, caiga quien caiga, siempre gana. Dan fe de ello las 43 obras que, a modo de conquistas, lucirán hasta el 15 de junio en la sala Pedro Torrecilla de la Fundación Círculo. 

Sin ser una retrospectiva, los óleos y acuarelas reunidos establecen uno de los tantos itinerarios a los que la dilatada carrera del pintor donostiarra da pie. En esta ocasión el color se revela hilo conductor absoluto. Intenso, hasta explosivo, su uso o no permite a Zuriarrain liberar las siluetas que se le aparecen en cada mancha, pues con ella comienza todo. 

"Muchas veces para empezar un cuadro necesito algo. Incluso hay veces que cojo una brocha, me acerco al lienzo, me pongo la zancadilla y caigo. Y a partir de ahí pueden surgir mil cosas. Sí, es una lucha, claro", explica el artista, empeñado en entregarse a la contienda que supone convertir el caos de cada cuadro por pintar en la armonía que persigue. "Mediante formas y colores" camina hacia el equilibrio pretendido, dejando estar o no a las figuras que le asaltan en el proceso: una rata, un perro, un pez, un mono o la capital de Islandia, que todo cabe en la obra si "no estorba" y le cae "simpático".

Como el título desvela, el color es el gran protagonista de este recorrido por la faceta más abstracta de un artista en constante evolución.SANTI OTERO

Es en este punto, finalizada la contienda, cuando el papel del espectador cobra relevancia y, tras intuir el citado combate, ha de entregarse a la observación para desentrañar lo que esconde a la vista cada ventana abierta por Zuriarrain, que compara también las formas y colores con el "conjunto de instrumentos para un director de orquesta". De ahí, quizá, la afinación pretendida.

Acerca esta muestra -que puede recorrerse de martes a viernes de 18 a 21 horas, los sábados y festivos de 12 a 14 y de 18 a 21 horas y los domingos de 12 a 14 horas- apenas un pellizco de la obra de este artista cuya trayectoria se caracteriza por "una constante evolución y experimentación", tal y como recordaba en su presentación la directora de la Fundación Círculo, Laura Sebastián.

Repasó como anfitriona el currículum del protagonista, que comenzó a formarse, y forjarse, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en 1966. En 1968, continuó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de París. "A su regreso a San Sebastián, en la década de los 70, estableció una estrecha colaboración con Vicente Ameztoy, Marta Cárdenas y Carlos Sanz y realizó en 1973 su primera exposición en solitario", apuntaba, para celebrar que "desde entonces, no ha dejado de crear, no ha dejado de experimentar con diferentes técnicas y temáticas, bajo múltiples influencias, pero manteniendo siempre un intenso vigor creativo" que emana, en verde, rojo o azul, entre otros, de las obras que exhibe en Burgos.

También se cuela en la muestra de Zuriarrain su pez con estructura de barco o nave con rostro animal, depende.SANTI OTERO

"Ramón no ha sido nunca un pintor de fórmulas. En cada etapa de su vida ha renovado su lenguaje, moviéndose entre la figuración y la abstracción con total naturalidad", soldado a sueldo en este tránsito de todos los bandos: del "lirismo y la potencia, la delicadeza y la tensión y la reflexión y la fuerza". La batalla está servida.

Entre tanto, gustoso del chiste, se precia de rediseñar a pintores de antaño y ‘tunea’ sus ilustres retratos a placer. Dibuja a Rafael Sanzio micrófono en mano, por si él es aquel, o se inventa un ‘Leonardo da Bici’, reescribiendo con chanza la historia del arte. En la muestra sirve ‘Verruguete’ -sin b y con lunar- como ejemplo de esta faceta más espontánea y disfrutona: «Estos retratos están hechos en acuarela y bastante rápido y, bueno, me lo paso bien haciéndolos», confesaba divertido, para añadir que «pintando también, a veces te lo pasas bien y mal, depende».

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