Sin bebida, sin luz y con hachís: detenido un hostelero en Burgos por tráfico de drogas
El empresario, de 43 años y con un amplio historial de infracciones, fue sorprendido tras atender a un cliente. El local presentaba un «deplorable estado», según la Policía Local

El bar, situado en la calle Santa Clara, ha sido precintado varias veces.
Ni siquiera el hecho de saberse bajo el foco de la Policía (Nacional y Local) le impedía proseguir con su actividad. Tampoco parecía importarle demasiado el hecho de que su bar, situado en la calle Santa Clara, sea ‘famoso’ en buena parte de Burgos por la presunta venta de hachís en su interior. Y de nuevo, como era de esperar, acabó siendo detenido después de surtir a un cliente. Esta vez, con 14 envoltorios perfectamente escondidos en distintos lugares del establecimiento.
El bar llevaba un tiempo sin aparente actividad. Por eso llamó la atención a una patrulla de la Policía Local ver una persona saliendo del local. A los agentes no les extrañó, al registrarle, que portase una bellota de hachís de un gramo. Inmediatamente, accedieron al establecimiento para entrevistarse con el encargado (43 años), un viejo conocido con un largo historial de infracciones administrativas y delitos contra la salud pública.
Convencidos de que se acababa de producir un ‘pase’, los policías observaron que el local se encontraba aparentemente abandonado. Ni rastro de bebidas o alimentos. Ni siquiera luz eléctrica, pero sí un montón de «enseres y objetos susceptibles de considerarse residuos sólidos urbanos». Más allá del «deplorable estado» del bar, los agentes tenían claro que el gerente escondía sustancias estupefacientes y no dudaron en llevar a cabo un registro con ayuda de la Unidad Canina.
Los primeros envoltorios de hachís fueron localizados por el perro en unos servilleteros. El resto se encontraba mejor escondido dentro de un cuarto. No fue sencillo, pero la actuación permitió requisar unas cuantas dosis y demostrar fehacientemente que en dicho local se sigue vendiendo droga al por menor. Por otro lado, la Unidad de Policía Administrativa tomó imágenes del bar para su posterior remisión al área de Sanidad y Urbanismo con el fin de investigar «posibles irregularidades e incumplimientos por parte del empresario».
El establecimiento, vigilado desde hace tiempo, generaba malestar entre muchos vecinos del barrio. Hasta el punto de denunciar la venta de sustancias y expresar su malestar por conductas inapropiadas de puertas hacia fuera. El bar, además, ha sido precintado en varias ocasiones. Sin ir más lejos, dos veces el pasado mes de mayo con tres días de diferencia. Primero, tras un altercado nocturno en el que un hombre amenazó a varias personas con una navaja. Al hilo de este suceso, la Policía Nacional regresó para poner el local patas arriba ante la sospecha de su encargado estuviese involucrado en distintas actividades delictivas.