Los feligreses de la parroquia del G-3 celebraron ayer su reciente canonización
La imagen del Hermano San Rafael se pasea por su barrio
E. VADILLO / Burgos
El parque de la Luz, en el G-3, era ayer una fiesta. Las canciones del Hermano Rafael sonaban a todo trapo desde primera hora de la mañana para recordar que el titular de su parroquia era santo desde hacía una semana y que lo iban a celebrar a partir de las 13:00 horas. También para preparar el ambiente de la primera procesión que su imagen como santo iba a protagonizar por el barrio, que el día anterior había bendecido el Arzobispo en la Catedral.
Y es que celebraban que había dejado de ser Beato para convertirse en Santo. «Estamos muy ilusionados y entusiasmados», reconocía Avelino Toledano, su párroco, minutos antes de que se iniciase el recorrido. Y se notaba. Durante la más de medio hora que la estatua del Hermano San Rafael estuvo a la puerta de la iglesia antes de que comenzase la procesión, la gente no paraba de hacerse fotos con ella, tocarla, dedicarla una oración o pedir algún favor.
Fueron los propios vecinos los que la llevaron en andas por el parque de la Luz, acompañados de una larga hilera de personas venidas de numerosos puntos de la ciudad como un grupo de novicias de la congregación Siervas de Jesús. Detrás de la comitiva religiosa, entre la que se encontraba el arzobispo de Jaén, el burgalés Ramón del Hoyo, grupos de danzas de las iglesias de San Julián y del Hermano San Rafael y Nobleza Castellana y numerosos feligreses.
El milagro de Begoña
«No podía faltar», decía Begoña, la protagonista del milagro que elevó al Hermano Rafael a los altares. Esta madrileña había venido a Burgos para mostrar su reconocimiento a quién «me ha salvado la vida», acompañada de su familia, incluidos sus dos hijos. Ayer estaba pletórica por el reconocimiento que su santo estaba teniendo.
Tan contenta que no le importó recordar lo que ocurrió en el 2000. Hasta los médicos reconocieron que su curación había sido asombrosa. «Estaba embarazada de 7 meses de mi hija cuando enfermé y me fallaron todos los órganos, tenía el síndrome de Hellp y preeclampsia y me dijeron que estaba muy grave».
Insiste en que sanó gracias al Hermano Beato Rafael: «Mi familia y yo sí que le teníamos presentes en nuestros rezos, pero fue por una amiga que ante la gravedad de mi estado nos aconsejó rezar con más devoción». Reconoce que ha sido una experiencia «impresionante, inolvidable ya que pasé de estar muriéndome a rezar con mi familia».
Los actos en honor de este santo continúan el día 31 con la inauguración de la Ruta de Rafael por Burgos. Se inicia en la calle donde nació el 9 de julio de 1911, en el Paseo de la Isla 14, antes 31, prosigue por la iglesia donde recibió el bautismo: Santa Águeda, continúa por la de las Salesas, donde se confirmó y finaliza en la parroquia que lleva su nombre, la situada en el G-3, junto al parque de la Luz.