Los dos incendios de Treviño significaron el 71% de toda la superficie forestal quemada en 2009

R. T. / Burgos

Llega el otoño y las condiciones meteorológicas son ahora favorables para desactivar la alerta por los incendios forestales, con una temporada que se cerró el pasado 30 de septiembre. El balance se cierra con un total de 202 incendios que arrasaron hasta 1.163 hectáreas de superficie forestal, lo que supone más del doble que el año pasado, cuando el fuego calcinó 471 hectáreas, y tan sólo superado por 2003 y 2000.

El aumento del número de incendios se debe, básicamente, a un verano con temperaturas elevadas y un invierno muy seco. El dato de 2009 es muy negativo pero de toda la superficie quemada, 826 hectáreas (71%) se perdieron en los dos grandes incendios ocurridos en julio en el Condado de Treviño.

Un fuego en el norte de la provincia que encontró su caldo de cultivo en la ecuación de los tres 30 como es una temperatura superior a los treinta grados, un viento con rachas superiores a ese valor y una humedad en el aire inferior al 30%. Circunstancias que, en muchos momentos, impidieron la intervención de todos los efectivos, tanto humanos como materiales, desplazados a la zona. El daño de los incendios en Treviño, que se iniciaron con la chispa que saltó de una cosechadora, es mayor puesto que la práctica totalidad de la superficie calcinada estaba arbolada.

El delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Jaime Mateu, destacó el operativo de la Consejería de Medio Ambiente, que ha mejorado el índice de eficacia de las cuadrillas. Una afirmación que la justificó al explicar su rápida intervención puesto que el 72% de los incendios este año se quedaron en conatos, con una superficie quemada inferior a una hectárea.

También remarcó el trabajo de la Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BIIF), que ha esclarecido, salvo en tres casos, todos los fuegos declarados en la provincia. Y la conclusión es la conocida porque sólo el 3% de los incendios se debieron a causas naturales y el resto fueron intencionados o debido a negligencias como la quema de rastrojos o para generar pastos. En definitiva, que detrás está la acción del hombre.

Mateu reclamó más guardias civiles, que en verano acuden a otras provincias, para detener a los incendiarios. La única detención en Burgos correspondió a una mujer que presuntamente fue autora del fuego desatado en Fuentespina.