Descubren que vulnera una pena al escaparse la niña que cuidaba

Se durmió o, simplemente, fue un despiste. Pero le costó caro. La Policía detuvo a un ciudadano del Este, cuyo nombre se corresponde con las iniciales P.I.I., de 36 años de edad, por la supuesta comisión de los delitos de abandono de menor de edad y de quebrantamiento de condena.Los hechos ocurrían de madrugada, cuando unos vecinos del centro de la  ciudad se percataron que una niña de dos años, vecina de su inmueble, se encontraba sola en la escalera, por lo que decidiueron dar aviso a la Policía. Al no poder localizar a sus padres ya que por su corta edad no facilitó dato alguno, fue trasladada al hospital por los servicios de emergencia del 112, donde fue reconocida por el médico.Pocos minutos más tarde, se presento su madre en el domicilio después de salir del trabajo, diciendo que había dejado a la niña con su pareja, que también había desaparecido y que ignoraba su paradero. Los policías la trasladaron al hospital donde se hizo cargo de su hija, que se encontraba en perfecto estado.Fuentes policiales señalaron a este periódico que el compañero sentimental de la mujer se presentaba en la Comisaría para preguntar por la niña, aunque en ningún momento ofreció una explicación por el abandono de la pequeña, a quien había dejado sola en casa.La Policía lo detuvo por el abandono de la menor, además de por tenía interesada una orden judicial de alejamiento de la madre de la niña, con la que convive, según confirmaron tras comprobar su identidad. Al parecer, fue la propia madre quien pidió a su compañero sentimental que se quedara con la niña mientras ella acudía a su trabajo. La mujer hizo la petición a pesar de que conocía la existencia de una orden de alejamiento impuesta por un juez tras una denuncia que interpuso con anteriorida contras su compañero sentimental por malos tratos en el ámbito familiar.Deja inconsciente a su esposaAgentes de la Comisaría de la Policía Nacional en Burgos detuvieron a un individuo, S. N. y de 41 años, tras dejar inconsciente de una paliza a su esposa. Fueron sus propios hijos, a los que, supuestamente, también solía maltratar, quienes pidieron ayuda en la Comisaría.A la llegada de los agentes, el hombre les dijo que no pasaba nada, que podían irse y que no era necesaria su presencia, mientras que la mujer, que presentaba un estado lamentable, les indicó con gestos que había sido golpeada. Los hijos adolescentes del matrimonio, que habían ido corriendo a la Comisaría a pedir auxilio y regresaron cuando su padre estaba siendo detenido por los agentes, corroboraron la versión de la madre, que llegó incluso a estar inconsciente por la agresión.   Al parecer, las palizas hacia la esposa e hijos son habituales, aunque nunca habían denunciado los hechos. El hombre fue detenido y puesto a disposición judicial. La víctima ha solicitado orden judicial de protección para ella y para sus hijos, también víctimas habituales de las agresiones de su padre.Detenida una banda de grafiterosAgentes del Cuerpo Nacional de Policía han detenido en la capital burgalesa a un grupo organizado de grafiteros que, supuestamente, ocasionaba daños en bienes muebles e inmuebles y que se jactaba de sus hazañas en redes sociales de Internet, que han servido para su identificación y detención. Según la Subdelegación del Gobierno, los agentes  detenían a  M.P.S., de 19 años, C.S.P., de 20, y a un tercero, menor de edad, todos ellos vecinos de la capital, por la supuesta comisión de los delitos de daños intencionados en bienes muebles e inmuebles.Tras una investigación que se inició hace un año se ha desarticulado un grupo de grafiteros, supuestos autores de numerosos daños intencionados, cometidos por ralladura de cristales de escaparates de establecimientos comerciales, por pintadas en fachadas, vehículos, mobiliario urbano, puentes, pasadizos o señales de tráfico, en los que dejaban su «tag» o firma: «binone, noak, soder, o similares».Los investigadores localizaba varias cuentas en una conocida red social en Internet, en las que los supuestos autores se jactaban de sus «hazañas» y comentaban entre ellos las fechorías que hacían, e incluso se recomendaban cerrar las páginas porque habían sido utilizadas por la Policía en la investigación de los hechos, reconociendo además que «les habían pillado bien pillados». Los tres detenidos fueron puestos en libertad una vez que prestaron declaración, habiéndose remitido el correspondiente atestado a la autoridad judicial, así como a la Fiscalía de Menores.