El Curpillos de...
Nueve personas conocidas de Burgos recuerdan sus primeros Curpillos y El Parral. De la infancia y aquellos inicios familiares a la multitudinaria cita de hoy. Del la procesión y la parte denominada seria con la procesión encabezada por el Pendón de las Navas de Tolosa al protagonismo de las peñas.

El carácter familiar, la diversión y los juegos es lo que recuerda Miguel Santamaría cuando subía de La Sesa a la fiesta El Curpillos. Con el tiempo se ha convertido en la parte imprescindible de la organización de la fiesta más multitudinaria de la ciudad. Hoy intenta que esos buenos recuerdos de infancia perduren en sus nietos Clara y Jorge.

Ángel Martín, natural de la provincia de Granada, tiene un recuerdo de adulto en las fiestas de El Curpillos y El Parral. "Es una fiesta cargada de historia, es que 800 años de historia te contemplan en esa procesión, fue un descubrimiento", recuerda de sus primeros curpillos. En cuanto a la Jira el impacto fue "la gran participación de una fiesta tan popular y vecinal. Es bonito, agradable pasarlo bien, tomar un vino, comer unos pinchos y disfrutar con amigos". Lo que él hace en la imagen del último año de fiestas.

María Ángeles Sáiz, defensora de las tradiciones burgalesas a través del grupo de danzas al que da nombre junto a su familia. Es la segunda por la derecha, junto a su madre. Recuerda estos días como "íbamos guapos, vestidos de domingo, sólo por la tarde al Parral con una tortilla". Pero por la mañana "mi madre me llevaba bien pronto para oír y ver cómo tocaban las campanas, me era muy emocionante ver empujándolas, y hoy sigo bajando a oírlas tocar", recuerda.

Desde los años 80 las peñas empiezan a instalar puestos de reparto de morro, chorizo y morcilla en El Parral. Se convierten en imprescindibles para vivir las festividad de El Curpillos y San Pedro. Así lo es para César Barriada, integrante de la peña Los Calores. Considera que "la mejor forma de vivir las fiestas es a través de las peñas".

El recuerdo del concejal Fernando Martínez-Acitores es "religioso e histórico". La procesión del Curpillos que iba de niño con su familia, de joven con sus amigos. "El sentimiento mayoritario de la sociedad burgalesa entonces era el significado religioso y de tradición, pero también recuerdo que había algunos puestos y tomábamos algunos pinchos de morcilla y chorizo". Después conoció más anécdotas del desfile militar y religioso a través de su novia y hoy mujer porque el abuelo de ella había portado el pendón. En la imagen porta el palio que cubre al Corpus durante la procesión.

El escritor Jesús Toledano reconoce que "el Parral es la fiesta por excelencia de la ciudad, la que más gusta a sus ciudadanos y la que aúna la fiesta religiosa y matinal con la gran jira del mediodía". Afirma que no se pierde las dos partes de la fiesta. "Vivo los actos matinales con interés histórico artístico y a visita a la campa con devoción grupal y culinaria". Suele ser momento de encontrarse con amigos. En la foto, de 2016, con su amigo José que entonces estaba fuera. "Llegó la tarde, nos fuimos a recuperar su periodo de ausencia. Ya estaba tranquilo, ya sonreímos al Curpillos".

Para María Isabel Bringas estos días de fiesta y tradiciones lo mejor es el tiempo en familia. "Son días irrepetibles en la mejor compañía". En la imagen aparece en el Parral con su padre y otros familiares. Una jornada de encuentro y fiesta que queda en el recuerdo.

Andrea Ballesteros de pequeña, vestida con traje regional, junto a sus abuelos Chachín y Maribel. Para ella "un Curpillos irrepetible".

Emiliana Molero en su época de concejal en el equipo de Juan Carlos Aparicio, durante la procesión de El Curpillos. "Son las fiestas más nuestras, de la ciudad, más entrañables, es más nosotros". No deja de acudir a la Jira donde gusta de tomar el pincho de morro "me encanta".
