Orgullo y tradición para empezar las Semana Grande de San Pedro

Faltaban dos minutos para las  21.00 y Carlos Sobera se asomó al balcón del ayuntamiento. Y fue recibido con un murmullo de aplausos y vítores.  Calentando la fiesta. 

Con una plaza llena  de burgaleses que acudieron  para  vivir el inicio de la fiesta. Con la vista puesta en dos  lugares. Por un lado, el balcón del ayuntamiento, por sí de nuevo el cohete anunciador de los festejos, se desviaba de su trayectoria como ocurrió el pasado año, y acababa impactando en los medios. Y, por otro lado,  mirando de refilón y cierto temor a las nubes panzudas, por si se convertían en lluvia, el cielo fuera a caer sobre sus  cabezas. Esta vez todo fue bien. 

Los bomberos de Burgos, le pusieron a Cristina Ayala una pequeña plataforma para que la bomba anunciadora marcará el inicio de las fiestas sin incidente.  Y para evitar algún percance también este año el balcón estuvo algo más ligero de autoridades. Una medida, que desplazó aparte de la corporación a la balconada anexa. 

Antes de ese momento, el izado de banderas,  saludo de las Reinas Mayor e Infantil, con sus respectivas cortes.

Himno a Burgos, con emoción incluida y una pantalla que facilitaba seguir las intervenciones  las intervenciones, con una traductora   en lengua de signos gracias a la Asociación de Personas Sordas Fray Pedro Ponce de León.

 Y llegó el  pregón. 

En el balcón esperaba los jugadores del club Aparejadores, flamantes pregoneros de este año. No pudieron estar todos. Si lo hicieron 14 jugadores y miembros del club Aparejadores Rugby Recoletas Caja Rural. Bordaron el pregón, todos emocionados.  Y es que este  su año. 

«En Aparejadores también estamos en un momento de celebración y disfrute que queremos compartir con vosotros. Porque en cada partido defendemos el escudo de nuestra ciudad y provincia y cada victoria va dedicada a Burgos».  Y la plaza les devolvió el saludo con un ¡Campeones!, ¡ Campeones!. 

Como son un equipo unido, tomo  voz también  Agustín Gil, el pilier argentino de 27 años que volverá jugar en Burgos su tercera temporada consecutiva «Os puedo asegurar que aquí han encontrado un lugar perfecto para vivir y dedicarse a aquello que aman: el deporte». 

De nuevo, en voz del presidente, ante una plaza llena de gente, con ganas de fiesta, nos recomendó«pasarlo bien y no dejar tantas cosas tiradas que la calle parece un piso de estudiantes». Vadillo finalizó realizando un guiño al   «el burgalesismo más profundo», para desear a todos unas buenas fiestas y que no nos olvidemos de «llevar una chaquetilla en el brazo por si acaso».

El lanzamiento de la bota, se ha convertido ya en un referente de las fiestas.   

 Carlos Sobera fue el encargado del lanzamiento con retranca incluida. «Lo que no ha conseguido la alcaldesa lo voy a hacer yo.Apartaros.  Ahí va la bota». El fervor de la fiesta y comienzo a los festejos. En este año, además, que se cumple 10 años del inicio de iniciativa que llegó de la mano de Miguel Santamaría, presidente de la Federación de Fajas, con la propuesta de los artesanos burgaleses. Los Tres D.D.D.

«Parece mentira como ha pasado el tiempo», explicó Jorge Domingo que junto a su hermana Rocío elaboró en su taller la calle San Cosme este elemento ya tradicional de las fiestas. «Nos dijo que querían una bota del tamaño parecida a la que hacemos, pero que no pesara demasiado. No fue fácil, pero el reto salió adelante con unos patrones artesanales» recuerda. Una idea que han ido variando y adaptando. Mide en torno a un metro y medio, y este año le han cambiado el relleno, para que sea «más parecida a una bota». Jorge confiesa que cuando la ve danzar de mano en mano, sufre «los primeros años iba detrás con una aguja por si había que repararla» Cada año tienen que repararla un mes antes de las fiestas y dejarla en perfecto estado para el lanzamiento. Pero también es un orgullo que su creación y la herencia de su familia sea un símbolo de las fiestas

Finalmente, y aunque no estaba previsto, el presentador y actor acompañó al Jefe de Bomberos Miguel Angel Extremo para ponerle el pañuelo de fiestas al Cid. Un acto que poco a poco va tomando cuerpo y se ha convertido en un referente en las fiestas.