El Correo de Burgos
ÚLTIMA HORA

SUCESOS / Cortada la Avenida Cantabria por un accidente por alcance con heridos en el cruce con Reyes Católicos

Inundaciones

La noche más larga en Pedrosa del Príncipe

A 200 metros de la estación de aforo y de las orillas de este río está la granja de ganado vacuno de Gabriel Manrique y de su hermano . Desde primeras horas de la tarde del jueves estaban sacando agua

-

-

Burgos

Creado:

Actualizado:

J. C. R./ Pedrosa del Príncipe

La noche y la madrugada del jueves al viernes fueron muy largas para algunos vecinos de la localidad de Pedrosa del Príncipe. A las 21.00 horas, el caudal del Odra en ese pueblo superaba los cuatro metros de altura y los 200 metros cúbicos por segundo. A un lado y a otro del río, el panorama era desolador. Agua, agua y más agua. A 200 metros de la estación de aforo y de las orillas de este río está la granja de ganado vacuno de Gabriel Manrique y de su hermano. Desde primeras horas de la tarde del jueves estaban sacando agua con una bomba de sus instalaciones.

«La crecida ha sido tan grande que el agua se filtra al interior y a la fosa séptica», indicaba Gabriel Manrique

Un vecino de Pedrosa explicaba que una vez que la CHD realizó la obra de la estación de aforo del río se solucionaron algunos problemas de desbordamiento «porque está encauzado», dijo. Y efectivamente, el agua que se había desbordado unos cientos de metros antes, regresaba al cauce junto al puente de Pedrosa. Por eso, apuntaba, si esto ocurre «en este tramo tan pequeño, su hubieran limpiado en el resto del río, los desbordamientos o no hubieran ocurrido o habrían sido mínimos», apuntillaba.

En la tarde del jueves, un técnico de la CHD en Burgos visitaba la zona y hablaba directamente con alguno de los afectados. Reconocía la importancia de la riada y fue testigo directo de lo ocurrido en primera persona.

En tractor

Para pasar del casco urbano de Pedrosa a la granja de vacas era necesario hacerlo subido en un tractor. Causaba cierta impresión ver como el nivel de la riada llegaba a tapar, literalmente, el eje delantero de vehículo. Aún así se hacía peligroso adentrarse en el camino asfaltado que lleva a Itero del Castillo, porque la carretera desaparecía bajo las aguas. Esa misma carretera, sólo unas horas antes, era perfectamente transitable, pero desde que el río alcanzaba los cuatro metros de altura, las cosas se complicaron demasiado.

Mientras tanto, Gabriel y su hermano continuaban con la labor de extraer todo el agua filtrada en su granja.

La riada hacía oleaje y chocaba contra la pared del recinto y se colaba en el interior. De hecho, «la sala de ordeño está con 30 centímetros de agua», indicaba Gabriel. Y de momento no iban a entrar en ella. «Mi hermano lleva desde las 16.00 horas sacando agua»; eran cerca de las 00.00 horas del viernes.

Parar o continuar

«De momento, el pozo lo tenemos controlado», decía, pero ha habido un momento a las siete de la tarde que no sabíamos qué hacer, si parar o continuar sacando agua», reconocía.

Las partes más bajas de las paredes interiores estaban cubiertas con tierra. «Es para que el agua no entre», explicaba Gabriel. «Nos avisaron unos vecinos de que el agua entraba», decía. Y «echamos un remolque entero, pero el agua ya se lo ha llevado, como si no lo hubiéramos depositado», reconocía.

Mientras tanto, la cuba de extracción con la bomba ya había realizado en unos pocos minutos varios viajes para desembalsar todo el agua filtrada en el pozo. «Nos queda mucho aún, estaremos varias horas más».

A la izquierda del puente, según se toma dirección Itero, otra nave, esta con ovejas, también presentaba problemas: «No se le ha llegado a meter el agua adentro, pero sí, ha tenido problemas», apuntaba Gabriel. Y es que «claro, no dicen, sacad los animales de las naves, pero ¿adónde los llevas?; no los puedes dejar en el monte, o en el campo y que venga el aguas…» explica.

El dueño de aquella nave se acercaba con un tractor, camino de casa. «No sé cómo se atreve a pasar por ese camino… se puede encontrar con que haya un agujero grande… yo he pasado a las 21 horas y lo he pasado mal, muy mal para llegar», reconocía Gabriel. El camino no parecía tal. Entre la oscuridad de la noche y que estaba todo anegado de agua, cualquiera diría que era otro río y no un camino de concentración.

Durante toda la noche estuvieron sacando agua de la nave de vacuno de leche. Poco a poco el río fue decreciendo pero el mal ya está hecho.

El cielo estrellado se reflejaba en las aguas de los campos totalmente anegados. Con el nuevo día, y ya sin lluvias, la cosa pinta mejor. Pero ya hay muchas pérdidas. Cada vez más. Y la solución no ha llegado. Y a la CHD, ni se la espera.

tracking