El Correo de Burgos

Parque temático

18 millas y media al oeste de Burgos

En Villaldelmiro, en ocho hectáreas, Eloy Monje ha recreado con detalle un poblado del ‘far west’

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Burgos

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Actualizado:

J. C. R. / Villaldelmiro

Si el mítico Sergio Leone tuviera que elegir un paraje para rodar en pleno siglo XXI

El bueno, el feo y el malo

no tendría que salir de la provincia de Burgos para hacer la película. Podría filmarla en el paraje de Salas de los Infantes donde ya estableció el cementerio, y ahora, en una nueva localización, en el poblado del oeste de Villaldelmiro, Río Loco, un parque temático ideado y construido por un burgalés, Eloy Monje, que lleva ya unos meses en funcionamiento y que recrea cómo era un pueblo del

far west

en las míticas películas de la época.

Tampoco habría que ir tan lejos, cualquier director que llevara al cine una de las cientos de novelas de otro mítico, Marcial Lafuente Estefanía, también lo tendría fácil en Río Loco.

Sea como fuera, perdidas en el tiempo quedaron aquellas viejas películas del oeste que recreaban los afanes de un pueblo y los desvelos de todos por mantener su identidad. Los nostálgicos de la aquello; los curiosos que sólo han conocido de oídas las versiones de las novelas o los títulos de las películas, tienen en esta localidad la oportunidad de conocer cómo era un poblado de este tipo.

Villaldemiro a 30 kilómetros de Burgos por la A-62, a 55 de Palencia y a 88 de Valladolid, convierten a este parque temático sobre el oeste en un puntro de destino fundamental para despedidas de soltero, para fiestas de cumpleaños, de moteros o para cualquier momento de relax y descanso.

Y es que el poblado de Villaldelmiro dispone de todos aquellos elementos que lo convierten en un pequeño oeste. Así, tiene su salón bar y restaurante y la posibilidad de montar a caballo, visitar su río, su cascada, sus animales y muy pronto sus cabañas de indios; jardines y áreas de juego tanto para los pequeños como para los mayores, pistolas de balas de pintura y otras muchas atracciones.

 

A Monje le bastó una loma de ocho hectáreas y una inversión de más de dos millones de euros para construir su parque, visible desde la misma autovía. Ya en el interior, casi da impresión ver el patíbulo; la cárcel; la iglesia, la casa del sheriff; un coqueto

saloon

bar donde degustar un café o una cerveza; o dar un paseo en poni para los más pequeños o a caballo; enfundarse un

colt 45

o un

winchester

de cañón octogonal.

La idea era, según Monje, «hacer algo en contacto con la naturaleza y en el medio rural», poco a poco «con fantasía e imaginación» fue surgiendo el parque. Quien se acerque puede verlo en directo y pasear por las calles de un aténtico poblado del oeste. El realismo es casi total sólo hace falta creerse Henry McCarty (Billy el Niño) o lanzarse a la

Conquista del Oeste

 

Y pronto, el poblado indio

 

En unas pocas semanas, Eloy Monje comenzará a instalar los

tipis

indios. El tipi es una modalidad de vivienda portátil, lo que la hacía altamente funcional de acuerdo con el modo de vida nómada de los indios de las praderas. Los tipis podían desmontarse y empacarse cuando la tribu decidía moverse del sitio en el que se encontraba establecida, y podía ser reconstruida rápidamente una vez que llegaban a su nuevo destino. Allí se podrán alojar los turistas «con camas» para que la gente se pueda quedar a dormir. Allí cabrán «unas diez o doce personas en cada uno de ellos». Monje presume de su parque y está «contento» con el resultado que está dando hasta ahora. Sin embargo, el «papeleo» que hay que hacer para montar esta instalación es «largo, complejo y todo problemas». «Solo para tener una gallina o un burro, te aburren»…

 

Para la temporada próxima, Monje anuncia que «habrá pesca en los lagos y unas barcas de paseo, tirolinas, zona de acampada», además de la inauguración de los tipis y una parte temática particular sobre la vida de los indios. Y, quién sabe, la próxima del oeste, lo mismo la ruedan en Burgos. Tiempo al tiempo.

 

 

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