El Correo de Burgos

El milagro de la luz

Y de repente... se hizo la luz en San Juan de Ortega

Pasaban diez minutos de las 18.00 horas cuando las nubes se retiraron y un rayo de sol iluminó el capitel

Burgos

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J. C. R. / BurgosLos cientos de personas que se dieron cita en San Juan de Ortega ayer para ver el milagro de la luz, y aguardaron a que las nuebes desaparecieran, pudieron comprobar cómo el rayo de sol que penetra en la iglesia abacial, iluminara el capitel de la Anunciación y el misterio de la Navidad allí representado. Ya nadie esperaba el milagro. Pero los cielos se abrieron y la luz penetró en el templo.Y es que aquel lugar tiene algo de mágico, de telúrico. El santuario de San Juan de Ortega encierra más misterios, más allá del milagro de la luz equinoccial. Misterios que aún están por descubrir. Pero el fundamental, el que congrega dos veces al año a cientos, casi miles de personas es este del luz equinoccial, que ayer trató de llegar al capitel historiado sin demasiada fortuna por aquello de que las nubes impidieron su iluminación total.El simbolismo de lo arcano es muy grande, especialmente durante el equinoccio de primavera, puesto que nueve meses después de que el sol incida en el capitel de la Anunciación llega la Navidad. Quizás sea por este motivo que a San Juan de Ortega se le ha atribuido históricamente una fama de benefactor de la fecundidad que todavía perdura en nuestros días. Todavía hay muchas parejas que se acercan hasta este santuario para pedir la intercesión del santo para concebir un hijo. La misma reina Isabel la Católica pidió ante San Juan de Ortega para tener descendencia masculina y en acción de gracias mandó construir el magnífico sepulcro gótico en el que reposan los restos del santo que dedicó su vida a la atención de los peregrinos que dirigían sus pasos hacia Compostela.No es el único de Europa y del mundo que coincidiendo con el equinoccio, se ilumina; pero sí es el más emblemático por cuanto San Juan de Ortega tiene de clave en el Camino de Santiago, la ruta de peregrinación más importante de la Humanidad, con Roma y Jerusalén.Así, el santuario de San Juan de Ortega atrae durante estos días a más visitantes de los que habitualmente reparan en este punto emblemático de la Ruta Jacobea a su paso por la provincia de Burgos para contemplar el curioso fenómeno de la luz. Una circunstancia que se repite cada año en dos ocasiones, entre el 20 y el 21 de marzo y en las mismas de octubre, cuando el sol cruza el ecuador, pasando del hemisferio sur al norte (ahora y al contrario en octubre), lo que da lugar al equinoccio con el que empieza la primavera. Este acontecimiento ha dado lugar a miles de ritos y leyendas en todo el mundo y en prácticamente todas las culturas. Un buen ejemplo lo tenemos en San Juan de Ortega.Allí los arquitectos del medievo conjugaron sus conocimientos sobre la construcción y la astronomía para conseguir que en cada equinoccio, tanto en primavera como en otoño, un rayo de sol penetre por una ventana ojival, gótica, de un murete románico para impactar directamente en el capitel historiado de la Anunciación y la Navidad. Y desde hace siglos, se puede observar esta especie de representación teatral a las cinco de la tarde, hora solar, durante los tres días anteriores y los tres días posteriores a cada equinoccio, siempre y cuando el día no se encuentre nublado.Un fenómeno que dura unos ocho minutos, durante los que la luz solar ilumina de forma cronológica todo el ciclo de la Navidad que está representado en este capitel, desde que el Arcángel San Gabriel anuncia a la Virgen María que va a ser madre, hasta el nacimiento de Jesucristo y la adoración de los Reyes Magos.Desde la Edad Media, miles de personas se han acercado hasta este punto del Camino de Santiago por este motivo, entre ellos la mismísima reina Isabel la Católica que, después de traer al mundo a varias hijas, esperaba un varón. Y lo consiguió por intercesión del santo.

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