El Correo de Burgos

Las Caderechas se viste de blanco en primavera

Los cerezos en flor crean un impresionante contraste con el verdor de los montes . Tras el retraso sufrido este año, los cerezos del Valle comienzan su ciclo en las partes más tempraneras

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Burgos

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GERARDO GONZÁLEZ / BriviescaLa llegada de la primavera tiene en la comarca burebana un lugar donde se manifiesta con todo su esplendor, vistiendo de blanco tierras y montes en un contraste efímero, pero que no deja indiferente a nadie. El Valle de las Caderechas es conocido de forma muy apropiada como el Valle de las Sensaciones ya que sus belleza natural destaca sobremanera, en una zona donde la uniformidad de los colores es prácticamente continua, vinculada muy directamente a los bosques de hoja perenne y los campos de cereal.Escondido por altas montañas Caderechas, es literalmente un oasis natural donde cada estación le da un color singular, siendo el blanco el predominante en la primavera cuando miles de cerezos y manzanos florecen creando la sensación de que la nieve ha vuelto ha caer en un momento insólito en este singular valle.Con el paso de las semanas, el color cambia de un blanco intenso a una enorme gama de colores granates, rojos y verdes.Esto hace que se cree la ilusión de que un descomunal pintor ha trazado de forma aleatoria líneas de brillantes colores en las faldas montañosas, los aledaños de pequeños pueblos y en los bordes de los caminos.Desconocido por la mayoría hasta hace bien poco, el Valle de Caderechas tiene su principal entrada en la villa de Terminón y una sencilla carretera va enlazando los dieciséis pueblos que tienen en su mayoría la producción de fruta como base de su economía.El singular microclima de la zona y la abundancia de agua de sus arroyos y ríos hace que esta forma de sustento se remonte a más de 1.000 años, tal y como atestiguan los documentos del monasterio de San Salvador de Oña, creando un estilo de vida particular apenas modificado con el paso de los siglos.Refugio de los señores medievales las casonas, obras hidráulicas, ermitas e iglesias se conservan aún en un excelente estado lo que añade a su belleza natural un importante patrimonio arquitectónico cada vez más visitado.Este incremento de los turistas ha dado una nueva oportunidad a los moradores de las Caderechas, aunque también algún inconveniente por el trazado y tamaño de las calles de las villas, que es asumido con gran sentido del humor por los vecinos.Este es el caso de Madrid de las Caderechas, donde son habituales en esta época los atascos desde ‘El Retiro hasta la M-30’, el primero una gran finca a la entrada del pueblo y la segunda, un pequeño camino que la circunvala.A pesar de esta ‘invasión’, los caderechanos se sienten orgullosos de que la belleza de los cerezos en flor lograran que por unas horas su tierra llenara de sensaciones a los visitantes con el espectáculo de la naturaleza en eclosión.En los últimos años, el Valle de las Caderechas y sus productos ha pasado de ser un gran desconocido a hacer valer en todos los ámbitos la importancia de este auténtico vergel natural situado en medio de un mar de cereales.Así, tras un complejo y largo proceso las cerezas y manzanas del valle lograron, con el tesón de los miembros de la Asociación de Productores las Marcas de Garantía, poner negro sobre blanco lo sabido desde tiempos remotos.Que las cerezas y manzanas nada tienen que envidiar a las producidas en las zonas mas afamadas de España. Como principal exponente la Feria de la Cereza se ha convertido en muy poco tiempo en la más prestigiosa y visitada de las que se celebran en la comarca burebana.La apertura hacia el exterior del valle también ha traído como resultado la creación de infraestructura para el turismo rural que promociona el turismo cultural y rutas de senderismo por montes siempre verdes.

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