El Correo de Burgos

Puras de Villafranca, un lugar para conocer en profundidad

Esta forma de turismo lleva a los visitantes al interior de la tierra

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Burgos

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GERARDO GONZÁLEZ / Briviesca

La búsqueda de novedosas ofertas turísticas en el cada vez más competitivo mercado del turismo rural llevó hace unos años a apostar por algo muy alejado de lo tradicional en Puras de Villafranca.

Quizás, inspirados por el nombre genérico de 'turismo de interior', le dieron una vuelta de tuerca más y, literalmente, pusieron en valor el interior de una zona que destaca por su belleza paisajística. Así, la cueva de Fuentemolinos fue la primera iniciativa turística bajo tierra que se habilitó con un cuidadoso recorrido para mostrar  esta singular cueva que resulta apto para todos los públicos.

Cuatro kilómetros bajo tierra con el agua de un río subterráneo hasta la cintura en algunos tramos y pasos estrechos en los que hay que abrazar las rocas es una oferta atractiva para el calor estival.

Los que han vivido la experiencia de recorrer la cueva destacan, además del espectáculo de las estalactitas y estalagmitas, las sensaciones que se viven bajo tierra.

El irrepetible sonido del agua al correr bajo toneladas de roca en cañones estrechos y grandes salas naturales con una acústica única es una de ellas.

La otra es conocer lo que significa la oscuridad absoluta donde literalmente es imposible verse la mano aunque este rozando las pestañas.

El buen resultado de esta iniciativa animó a los responsables del turismo de la zona a profundizar aún más con la histórica mina de manganeso de la pequeña localidad.

Así, con la ayuda de veteranos mineros que arrancaron el mineral en su última época de actividad, se exploraron los antiguos pozos y se comprobó que la recuperación de algunos resultaba factible para ser visitados.

Al contrario que en la cueva natural, la habilitación de la mina resultó más complicada ya que las perforaciones y el paso del tiempo había dejado túneles ciegos o acabados en pozos verticales insondables.

Pese a todo, actualmente, los visitantes pueden recorrer varios cientos de metros por estas cavernas creadas a base de dinamita y músculos desde el año 1799. En estas instalaciones únicas en Castilla y León, lo que destacan los visitantes es el hecho de poder ver las durísimas condiciones de explotación de la mina que se cerró en el año 1965.

Aún quedan decenas de maderos encastrados en las paredes donde los mineros a golpe de piqueta seguían las vetas de manganeso bajo la luz de las lamparillas.

Según cuentan las viejas historias, la persecución del mineral hacía que se construyeran galerías hacia arriba o hacia abajo creando un laberinto kilométrico por el interior de la montaña y bajo el propio suelo de Puras.

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