El Correo de Burgos

El ‘Spinaz de Can’ del Cantar de Mío Cid o el paraje de Pinarejos

En el cantar de gesta se habla de este lugar como en el que levantó su campamento el Campeador antes de seguir el Camino del Destierro

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Burgos

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Actualizado:

J. C. R. / Burgos

Estos versos del Cantar de Mío Cid: «Vino myo Çid iazer a Spinaz de Can. Otro dia mannana piensa de cabalgar. Grande yentes sele acoien essa noch de todas partes», localizan en las cercanías de Arauzo de Miel, en el actual paraje de Pinarejos. En el cantar de gesta se habla de Spinaz de Can, lugar donde levantó su campamento el Cid antes de seguir el camino a Huerta de Rey.

En las inmediaciones de este lugar se localiza la cueva de Spinaz de Can, muy cerca de la desaparecida ermita de la Virgen de la Fuente de la Cueva, junto al paraje de Tejeriza. Y es que en esos lugares, cuenta la leyenda, se encuentran lugares que fueron propiedad del Campeador en pueblos que hoy son Doña Santos, Tejeriza, hoy desapa recido, Peñacoba, Mamolar, Pinilla de Barruecos o Tabladillo.

Hoy, muy cerca de todos esos parajes se encuentra Pinarejos y la ermita de ese mismo nombre. Allí se ubica en un pequeño monte lleno de pinos y manantiales. El topónimo de Pinarejos no queda demasiado claro. En cualquier caso, siempre hace referencia a la población de árboles de la zona. A saber. Por un lado, parecer provenir del pino. La referencia parece clara. Pero la cercanía con otro paraje, llamado Plumarejos, le hace tomar otro cariz. Ese nombre proviene etimológicamente del manzano (poma). Poma es una manzana pequeña, chata y de color verdoso. De ahí los nombres que ha derivado ‘pomarejo’, Pinarejos y Plumarejos.

La segunda acepción tiene, por su parecido, más verosimilitud. De pino, Pinarejos.

El monte, en sus diferentes niveles de altura, está poblado por variedades de árboles que van desde el pino al tejo (de ahí al nombre de Tejeriza), robles y vegetación de bosque y montaña baja. Y como no podía ser de otra manera, de espinos, más en otra época, la medieval, que ahora. De ahí el nombre del paraje que se atribuye a esta zona en el Cantar de Mío Cid, Spinaz de Can.

La ermita de la Virgen de Pinarejos, de una sola nave y mampostería, es del siglo XVIII, aunque al parecer se levanta sobre otra edificación anterior, lugar en el que pudo estar el primitivo eremitorio. Su festividad se celebra el día del Dulce Nombre de María, a la que acuden infinidad de gentes de los pueblos cercanos.

Por su parte norte, y como a veinte pasos del citado lugar, sale de un peñón, un brazo de agua que puede calificarse como la mejor y más abundante de todo el término, pues tanto en verano como en invierno conserva el mismo grado de frialdad. Hacia el oeste de la ermita hay una casa de construcción antigua y propia de la villa, de tal capacidad que puede abrigarse en su recinto un número considerable de almas. Para todos queda el legado de su canción que algunas personas de la comarca aún lo pueden contar: según relatan los propios del lugar a la Virgen se le reza de esta manera: «Somos los ermitaños de Plumarejos  pedimos limosnita para la  Virgen. En Doña Santos nos dan aceite, en Arauzo velas rizadas; así a la Virgen la tenemos todos los días bien alumbrada.

Por los arroyos y las praderas cogemos flores, a nuestra Virgen se la ponemos con mil amores.

Por la mañana al encenderla la lamparita, muy sonriente me está diciendo mi virgencita, qué buena eres, que bien te portas mi ermitañita».

Alrededores

Muy cerca de este singular paraje se encuentra la escarpada pared caliza de Peñáguila, en Mamolar.

 Y en las cercanías se pueden visitar pueblos como el citado mamolar, Huerta de Rey, Arauzo de Miel,  Peñalba de Castro o Coruña del Conde.

Estos dos últimos son reseñables ya que el primero alberga las ruinas de la vieja ciudad de Clunia Sulpicia  con importantes yacimientos que son fáciles de visitar y dan la idea de cómo era una ciudad romana; y la segunda, Coruña del Conde, es la localidad de la que procedía el primer hombre que voló, Diego Marín Aguilera, padre de la aviación, al que el Ejército del Aire ha dedicado un monumento junto al castillo de la villa burgalesa en la que se puede observar un gran aeroplano.

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