El Correo de Burgos

Trotaburgos

Una mirada al urbanismo rural del norte de Castilla

El Monasterio de Santa María la Real de Vileña alberga en su interior una colección de sepulcros góticos, como los de los Rojas y el de Doña Urraca, e importantes documentos

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Burgos

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Actualizado:

M. E.  / Burgos

En el centro de la comarca de las Merindades se alza Villarcayo, una tierra rebosante de numerosos recursos naturales, culturales y artísticos, que no dejarán indiferente al visitante. Y es que toda la villa fue declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico el 19 de junio de 2007. Uno de sus grandes atractivos reside en su Plaza Mayor, que es un vivo reflejo del urbanismo rural propio del norte de Castilla. En ella destaca la fuente construida a principios del siglo XX, que ilumina las frías noches del verano burgalés. Frente a ella se levanta la Casa Consistorial, construida en 1981.

La importancia del municipio también viene marcada por la conservación de las casas blasonadas, pertenecientes a los siglos XVII y XVIII, que sobrevivieron al incendio que sufrió el pueblo durante la segunda Guerra Carlista. Del mismo modo, Villarcayo alberga una importante arquitectura religiosa, que queda reflejada en su iglesia de Santa Marina, cuyo estilo podría definirse como ‘gótico gaudeano’, como consecuencia de la influencia de Gaudí. En su interior, los visitantes se quedarnán impresionados con la luz que penetra por sus impresionantes vidrieras.

A la salida de la villa se levanta la ermita de San Roque, que constituye una reconstrucción de la realizada en 1784 sobre el mismo lugar. Su encanto radica en el altar, que fue construido en el siglo XIX. De todos modos, es el Monasterio de Santa María la Real de Vileña, el que alberga una verdadera muestra de arte. Y es que en su interior recoge una colección de sepulcros góticos, entre los que destacan los de los Rojas, en madera policromada; y el de Doña Urraca, la fundadora del convento. Asimismo, esconde importantes documentos.

Villarcayo también es naturaleza y tranquilidad. Así, lo reflejan sus extensos parajes verdes como El Soto, un gran espacio natural bañado por el río Nela, que constituye el verdadero pulmón del pueblo. A pesar de que las ordenanzas de 1712 establecían que era un terreno comunal destinado a pastos, lo cierto es que actualmente constituye una foto de postal, al estar compuesta por jardines, paseos, áreas de recreo infantil, zonas de baño y numerosas instalaciones recreativas y deportivas, que le convierten en uno de los lugares preferidos por sus habitantes para pasar un día de diversión o para degustar los manjares típicos de la zona. Los embutidos, los lácteos, los derivados de la miel y las carnes de calidad son los más destacados.

Fiestas y diversión

Durante estos días, Villarcayo se viste con sus mejores galas para celebrar por todo lo alto sus fiestas patronales en honor de Nuestra Señora y San Roque. A finales de este mes, el municipio también acoge un concurso nacional hípico de saltos, que se han convertido ya en una verdadera tradición. Asimismo, unos días antes, el 17 de julio, la villa se llena de color y sonido con la celebración de la verbena de ‘Las Guindas’, que incluye la degustación de un licor típico de la zona.

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