El Correo de Burgos

Las reliquias mantienen su histórico papel en La Bureba

Presentes de forma discreta en las fiestas, son objeto de devoción

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Burgos

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Actualizado:

G. GONZÁLEZ / Briviesca

Un elemento de las fiestas patronales de numerosas localidades burebanas son las reliquias custodiadas en los templos, que aparecen casi de forma exclusiva en eventos de relevancia. Su particularidad, dentro de los actos populares, es su discreción dentro de las fiestas pero centran la devoción religiosa por encima del resto de los actos donde están presentes.

Dependiendo de las costumbres de cada villa, las reliquias son procesionadas, mostradas en romerías o veneradas dentro de las iglesias, aunque todas ellas comparten el deseo de los devotos de besar o como mínimo contemplarlas.

También su resguardo es distinto en cada lugar con ricas arquetas como la de San Íñigo de Oña, urnas de cristal en Quintanilla San García para su santo vecino o custodias exquisitamente labradas.

Estos son los casos de San Mauricio, en Rojas de Bureba; San Vitores, en Oña; San Cosme y San Damián, en Poza, y Santa Casilda, en Briviesca. Antaño la existencia de una reliquia suponía un enorme prestigio para las villas que la poseyeran ya que atraía devotos de otros lugares, pero con el paso del tiempo se fue diluyendo en la mayoría de las ocasiones. En su lugar se vincularon a patronazgos de gremios o como elemento catalizador de la fe demostrada por los santos y mártires de los que provenían.

El paso del tiempo hizo que incluso cambiaran sus orígenes. Así, en el caso de Rojas la reliquia de San Mauricio pertenece a un legionario romano nacido en Egipto y muerto en Suiza estando su presencia en Rojas, pieza clave en la defensa de la comarca, relacionada con su patronazgo de armeros y soldados de infantería.

Una curiosidad es que este santo es venerado tanto por la iglesia católica como por la copta. Semejante origen tienen las reliquias de los hermanos árabes San Cosme y San Damián, patronos de los facultativos, cuyos restos mortales reposan tras su martirio en la actual Siria.

Mucho más cercanas y documentadas son las reliquias de San Vitores, San Íñigo, San García y San Casilda ya que todos ellos residieron o fueron martirizados en sus épocas en la comarca burebana. Especialmente constatado documentalmente está el origen de la reliquia de San García, cuyo hueso es procesionado por las calles de la localidad en su festividad, dado que fue uno de los tres grandes abades de Castilla.

La crónica explica que los vecinos de su tierra natal solicitaron y obtuvieron la debida autorización del Nuncio de España, monseñor Alejandro Aldobrandini, en 1724 y del general de la Orden benedictina fray Antonio Sarmiento el 13 de mayo del mismo año.

Una nutrida comisión de Quintanilla San García acudió al Monasterio de Arlanza y, en presencia de la Comunidad y numerosa concurrencia de los pueblos vecinos el Abad fray Diego Martínez, revestido de pontifical, abrió la urna del santo de la que sacó un hueso grande de la cadera derecha emprendiendo viaje de regreso el antiguo Abad de Arlanza hacia su pueblo natal.

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