El Correo de Burgos

La falta de intervención pone en riesgo a la excolegiata de Santa María

Retablos de gran valor artístico y frescos únicos presentan un estado de deterioro

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Burgos

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G. GONZÁLEZ / Briviesca

El paso del tiempo y la tardanza en la puesta en marcha de la tercera fase de restauración de la excolegiata briviescana están perjudicando de forma muy visible su gran patrimonio interior. Cabe destacar, que ni tan siquiera se han puesto en marcha acciones paliativas que minimicen el efecto que, sobre los retablos y mobiliario, causan las condiciones climatológicas adversas como por ejemplo el frío y la humedad.

Igualmente, otro de los elementos destacados, como la Capilla del Sagrario y sus valiosos frescos, están en una situación muy próxima a sufrir daños irrecuperables por falta de protección.

De hecho, la única pieza 'protegida' es el retablo de Santa Casilda, de estilo similar al prestigioso de Santa Clara, cubierto bajo una funda de plástico cubierto de polvo añejo. Esta mínima protección está  incluso ausente en el bello órgano de la excolegiata, en su sillería o en los retablos mayor y lateral, que muestran una acumulación notable de polvo y suciedad.

Pese a su importancia, para la promoción turística de la capital burebana las fases en las que se ha actuado se han dilatado de forma notable en el tiempo.

Así, tras la ejecución de una primera fase en la que se restauraron las fachadas, esta emblemática iglesia permaneció sin intervenciones de importancia durante una década lo que contribuyó a su deterioro.

La puesta en marcha de una segunda fase hace unos años para la restauración de las cubiertas fue el primer paso claro para su rehabilitación completa.

Tras estas actuaciones, los responsables del patrimonio determinaron la necesidad de realizar trabajos arqueológicos para fijar las siguientes actuaciones. Esto se concretó en la realización de catas y excavaciones que servirían para determinar las intervenciones de una tercera fase que fue anunciada oficialmente.

Pese a ese anuncio, hasta el momento nada se sabe de esta necesaria intervención ,cuyo coste económico se incrementará si el estado de los elementos a recuperar avanzan en su proceso de deterioro continuado. El templo, que cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural desde 1983, fue cerrado al público en el año 1996 tras el desplome de una parte de su techumbre.

Desde ese momento, las filtraciones de agua han causado amplios daños en las bóvedas, así como en el interior a nivel general por la elevada humedad.

La falta de continuidad en su reparación tras la primera fase, que recuperó principalmente la fachada y muros, agravó su estado con frecuentes hundimientos de las cubiertas. Esto ha dejado muy maltrechas las bóvedas de la nave, ocasionando daños en las capillas laterales y apreciándose grandes grietas en diferentes muros del templo.

El complejo trámite administrativo que supone una intervención en un inmueble declarado BIC ralentizó durante años las reparaciones y mejoras.

Otro efecto colateral es el olvido que existe entre la población sobre su contenido tras los años de cierre al público.

Para intuir su importancia, cabe recordar, que esta excolegiata ha sido históricamente una de las joyas de Briviesca desde su construcción en el siglo XV.

Por ello, acogió los actos centrales del sexto centenario de las Cortes de Briviesca, en las que se instauró el título de Príncipe de Asturias para los herederos a la Corona española, que contaron con la presencia del heredero a la Corona de España, el príncipe Felipe.

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