El Correo de Burgos

TROTABURGOS / Medina de Pomar

La ciudad donde nadie es ajeno

«Bulliciosa, flor de Castilla», como canta su himno, «perla preciosa, grande por su riqueza y su honradez» entona el pueblo

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Burgos

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Actualizado:

J. C. R.  / Burgos

Desde los Montes Obarenes hasta las altas cimas de Cordillera Cantábrica; desde la Sierra de la Tesla hasta los Montes de la Peña, Medina aparece resguardada por una naturaleza que se hace vida. Un remanso de paz, sosiego y deleite para los sentidos donde ver, oler, oír, tocar y degustar miles de sensaciones.

Siempre tierra de frontera, Medina [ciudad en árabe] ha guardado con celo su condición de lugar de acogida, por ello nadie se siente ajeno; todos son bienvenidos.

El sol se pone hacia la carretera de Villarcayo. Miro al norte. Veo los montes verdes. Se adivina otra tierra. Mientras la luz se vuelve roja en el horizonte, la vida nocturna de Medina revive. Y sus monumentos también ganan vida. El flamante Alcázar parece renacer de los rescoldos que deja la puesta de sol. Cenizas que ascienden al cielo y lo tornan azul oscuro. La luna crece por el este y sube y sube poco a poco hasta llenar el cielo y ofrecer esa luz robada al sol para iluminar más y más la urbe.

«Bulliciosa, flor de Castilla», como canta su himno, «perla preciosa, grande por su riqueza y su honradez». Medina es un espacio de privilegio y una excusa para acercarse y disfrutar de las gentes, que es lo mejor de la ciudad. Unas tierras que vieron pasar al emperador Carlos V de Alemania y I de España camino del monasterio de Yuste; y es madre tierra de los Velasco.

El Alcázar, castillo, fortaleza es el sello de entrada, su tarjeta de visita. Villa que fue aforada por el castellano Alfonso VIII y que recibió el título de honor de ciudad en el siglo XIX.

La plaza de Somovilla, el Arco de la Cadena; la iglesia del Rosario; el Convento de Santa Clara, el Hospital de la Vera Cruz y la ermita de San Millán son sus otras joyas. La calle Mayor asciende hasta la parte más alta del pueblo donde se ubica el castillo y la plaza del Ayuntamiento o la iglesia parroquial.

Santa Clara fue fundada por don Sancho Sánchez de Velasco, adelantado mayor de Castilla, en el reinado de Fernando IV y su esposa doña Sancha García, el 13 de enero de 1313; desde entonces lo habita una comunidad de religiosas clarisas. Así que el próximo año se cumplirá el 700 aniversario de su fundación. Contiguos al monasterio se encontraban el hospital de la Vera Cruz y en su extremo norte. El primero fue fundado por Pedro Fernández de Velasco en 1438 y en la actualidad se encuentra en plena restauración. La ermita de San Millán es de finales del siglo XIII y es el edificio más antiguo de la ciudad.

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