El Correo de Burgos

CONSERVAR TRADICIONES

La Romería de las Nieves nunca se pasa de moda

Cientos de personas se dieron cita ayer en Las Machorras, donde la lluvia sólo deslució el tramo final del popular evento

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Burgos

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JUAN CRUZ PEÑA / Las Machorras

La Romería de Nuestra Señora de Las Nieves volvió a congregar,  como cada cinco de agosto, a un gran número de personas en Las Machorras. Desde primera hora de la mañana el color plomizo del cielo avisaba de que habría que estar pendiente por la posible lluvia.

Esta pedanía de Espinosa de los Monteros, situada en los valles pasiegos burgaleses, comenzó su fiesta con la tradicional misa de la mañana. Los pequeños danzantes, el mayoral, el rabadán y el 'Bobo' arrancaron con las tradicionales danzas que continuarían también en la misa principal de media mañana. Después de sacar en procesión a la Virgen, ya muchas personas empezaron a llenar el graderío y los alrededores de la plaza del pueblo.

En torno a las dos de la tarde, los danzantes abrían camino desde la iglesia y hasta la plaza, seguidos de los dulzaineros que acompañaban con sus tradicionales canciones a las autoridades locales, hasta llegar a una plaza completamente abarrotada de público, donde comenzaron las danzas.

El 'Bobo', a quien dio vida Roberto Sainz-Maza, hizo las veces de director de orquesta en los compases iniciales frente a los danzantes, encabezados por el Mayoral -el más grande- y el Rabadán -el chiquitín-. Tras el primer acto, los bailes con las varas, entre los que destaca la danza del 'ahorcado' -con todas las varas cruzadas por encima de la cabeza del Mayoral-, para acto seguido continuar todos los danzantes «echando» su verso.

Las estrofas que recitaron trataron de manera jocosa y picaresca algunas de las aventuras y desventuras sucedidas a unos y otros vecinos, en las que, como suele ser habitual, ni siquiera las autoridades locales que presidían el acto, se libraron, al tocar  los danzantes, algún tema de política local.

La lluvia, sólo al final

Los versos son todos diferentes, a excepción del verso del Mayoral, que todos los años es el primero y está dedicado a la Virgen Santa de las Nieves. El verso final del grupo lo canta el pequeño, el Rabadán, que este año era el hijo del alcalde pedáneo de las Machorras, Roberto Ortiz.

Este verso tiene la peculiaridad de que termina con unas varadas que el Rabadán le suelta al Bobo, aunque en esta ocasión fue benévolo al no darle muy fuerte.

Acabado el trabajo de los chavales, el protagonista único es el 'Bobo', que sacó el dujo -un pequeño trono de madera cortado-, dentro del cual esconde siempre algún animal, convirtiendo la sorpresa entre el público en una adivinanza. Fue un gato, felino desconfiado y nervioso que revoloteó por la plaza y las gradas hasta que lo atraparon.

Mientras el 'Bobo' se dedicó a hacer el ganso intentando saltar el dujo por un lado y otrom concluyendo su ajetreo con el verso final, antes de lo cual y como es tradicional, recibió un regalo, siendo unas 'braguitas' elegido este año, lo que causó la carcajada del público, mientras le era entregado el largo verso de más de dos metros de papel.

Definitivamente, con su usual histrionismo, Roberto «echó» el verso, en el que no faltó la nota ácida acerca de los jubilados que copan los bancos de la plaza de Espinosa de los Monteros. Afortunadamente, no fue hasta los compases finales cuando se desencadenó la lluvia, lo que amedrentó a parte del público y deslució el final. Pero no se paró, siendo algo más de las tres de la tarde cuando se llegaba a la conclusión, momento de las propinas para los danzantes, que bien  ganadas se las tenían.

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