El Correo de Burgos

Los vertidos contaminantes obligan a modificar el reglamento local

Se detectaron esporádicamente niveles que quintuplicaban los valores habituales

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Burgos

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GERARDO GONZÁLEZ / Briviesca

La puesta en marcha de la ampliación de la estación depuradora de aguas residuales de Briviesca hace cinco años llevó a la redacción de un reglamento de vertidos a la red de alcantarillado.

Hasta el momento los niveles en los que se movían los vertidos resultaban aceptables pero la empresa concesionaria del servicio municipal detectó vertidos por encima de lo normal.

Según los datos facilitados se detectaron vertidos esporádicos en los últimos meses vertidos que multiplicaban por cinco la cifra máxima permitida por la norma municipal.

Con el objetivo de hacer más equitativa la reglamentación se propuso al Consistorio una modificación que maximizara su eficacia. Así se evitaría que las penalizaciones fueran las mismas para empresas altamente contaminantes como a las poco.

El cambio disminuiría, según la propuesta, el factor K para empresa levemente contaminantes y lo endurecería para las grandes contaminantes.

Igualmente se añade el número de veces que se incumple la norma para diferenciar las de carácter esporádico de las sistemáticas. A estas medidas correctoras de la normativa administrativa se sumará una serie de iniciativas de asesoramiento a las empresas por parte de la empresa concesionaria a las empresas briviescanas.

El objetivo es informar de todos los aspectos vinculados al vertido a la red de alcantarillado de los residuos y que las empresas puedan tomar las medidas necesarias para minimizar su impacto en la instalación depuradora.

Tras la modificación, el reglamento ha establecido unas tablas que concretan las características químicas de los vertidos prohibidos así como las fórmulas matemáticas bajo las que se controlarán los residuos en las aguas.

La estación depuradora de aguas residuales de Briviesca fue ampliada, con la financiación de la Junta de Castilla y León, para dar solución al problema que las aguas residuales de la ciudad suponían para el río Oca.

Desde su puesta en marcha la estación está sujeta a un exhaustivo control sobre la calidad del agua vertida analizándose la misma en tres ocasiones durante el día.

Como refuerzo a este control del agua la instalación, en todas sus partes, está sujeta a un minucioso control informático que alerta de cualquier anomalía que se produzca con lo que un vertido incontrolado es prácticamente imposible.

Los datos que se recaban del control del agua permiten un conocimiento preciso del tipo de residuo que llega a la estación por el sistema de alcantarillado lo que hace posible la identificación del origen de los mismos. Esto es fundamental para una correcta y eficaz aplicación de la ordenanza de vertidos que establece las condiciones a cumplir por parte de los ciudadanos y las industrias en esta materia y evitar fallos en el sistema de depuración.

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