El Correo de Burgos

Un centenar de personas exige soluciones a la siniestralidad de la N-I

Cortaron la carretera convocadas por la Asociación de Vecinos Afectados por la N-I

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Burgos

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GERARDO GONZÁLEZ / Briviesca

El último accidente mortal registrado en la carretera N-I en Cubo de Bureba provocaba una gran movilización ciudadana en demanda de soluciones a la peligrosidad de la carretera convencional entre Burgos y Miranda.  Así, la asociación de Vecinos Afectados por la N-I siguió con la ‘tradición’ de convocar concentraciones y cortes de carretera tras cada accidente mortal. La cita de ayer fue la más multitudinaria. La concentración reunió a un centenar de personas en la entrada de la villa, entre los que se encontraban vecinos que protestaban por el alto riesgo que acceder al pueblo supone, miembros del Parque de Bomberos Municipal de Burgos y usuarios de la carretera estatal.  Dado que se trata de una fecha con intenso tráfico, se desplegó un amplio dispositivo de la Guardia Civil que cortó el tráfico en los dos sentidos de circulación mientras los manifestantes recorrían la calzada. Con el objetivo de dar mayor repercusión a sus reivindicaciones se entregaron durante el corte folletos informativos que explicaban el motivo de la protesta a los conductores retenidos. De hecho, al concluir el corte algunos conductores expresaron su apoyo a los manifestantes en la reclamación de mayor seguridad para los usuarios de la N-I. La concentración recorrió en ida y vuelta el trayecto desde el punto de siniestro hasta la entrada de la traicionera curva situada a un centenar de metros del acceso a Cubo de Bureba.  Como último acto de esta concentración fueron los propios compañero del bombero fallecido los que colocaron una cruz en su memoria justo en el punto donde perdió la vida. Una breve intervención del portavoz del colectivo, Rafael Solaguren-Beascoa, en la que exigió soluciones a una situación que lleva años cobrándose vidas, cerró este acto reivindicativo. Pese a que todas estas concentraciones de protesta en cada accidente mortal en la N-I están siempre cargadas de sentimientos, en esta ocasión se apreciaba un mayor pesar por el fallecido y su familia. Apenas se corearon los eslóganes reivindicativos durante el recorrido. Prevaleció un respetuoso silencio que se hizo más denso cuando los compañeros del finado clavaban la cruz en el punto fatídico.  Nadie olvidaba que la profesión de la última víctima mortal de la N-I era precisamente salvar vidas y eso hacía especialmente emotiva la concentración.  Isidoro, el compañero al que debía relevar el fallecido aquella jornada, demostró el temple inherente a la profesión de bombero conteniendo la emoción y mirando el punto mortal afirmó «a Félix le vamos a tener siempre».

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