El Correo de Burgos

La pregonera invita a olvidar por unos días «los sinsabores diarios»

Nieves Cruz dio el pistoletazo de salida a San Juan del Monte ante 4.000 personas

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ESTEFANÍA MALDONADO / Miranda

Las fiestas de San Juan del Monte han comenzado y es imposible echar marcha atrás. Desde ayer y hasta el próximo martes, Miranda se teñirá de mil colores y las calles se inundarán del sonido de las charangas y el buen humor de los sanjuaneros. Y no pudo haber mejor pistoletazo de salida que el pregón ofrecido por Nieves Cruz.

 Una explosión de sentimiento en el que la música fue la gran protagonista, al igual que lo ha sido para ella tras una vida como profesora de música en el Conservatorio y el colegio Príncipe de España. De ella habló con verdadera pasión -subrayando su papel esencial en las fiestas-, ante unas 4.000 personas que aprovecharon el buen tiempo para disfrutar del inicio de San Juan del Monte.

«Es parte imprescindible de la fiesta y sin ella su color se mostraría más apagado, su alegría desmedida, menos intensa, y su luz cegadora, menos diáfana», para proseguir lanzando una pregunta al aire: «¿Alguien imagina San Juan del Monte sin charangas, dulzainas, bombos o platillos?», cuestionó a los asistentes, que respondieron con un ‘no’ rotundo.

Cruz comenzó confesando que era un «enorme placer dar comienzo a las fiestas más populares y emocionantes» del año, ante miles de mirandeses, en la plaza que «me ha visto nacer, crecer y trabajar toda una vida por  para la música», convirtiéndola en su pasión y trabajo, fusionado siempre con la fiesta.

Tanto es así, que la pregonera se lanzó a compartir un recuerdo de su infancia. «Cuando estaba mal visto que las niñas subieran al monte, cuando incluso era imposible al ser un día lectivo y debíamos asistir a clase, desde casa siempre me animaron a disfrutar de la espectacular bajada de romeros».

Por ello, todavía hoy, ese momento «tiene para mí una magia muy especial», detallaba.

No faltaron palabras para la Banda Municipal de Música de la que formó parte en su adolescencia y para su entonces director, Gregorio Solabarrieta,  «el mejor profesor».

Y por supuesto, un encendido alegato en defensa del Conservatorio y la Escuela Municipal de Música, «referentes educativos de nuestra ciudad, que han dotado a Miranda de unas opciones culturales de primer orden», remarcó.

El momento más emotivo del pregón fue cuando Cruz tuvo un recuerdo para su padre, Juan Cruz Mardones, «cabecillas» y director del ochote ‘Los Veteranos’ en la primera edición de la Canción del Blusa, que esta noche celebra su XLVI edición. Espectáculo que definió como «el más mirandés, tradicional, diferenciador y bello de estas fiestas»

El pregón terminó con una invitación a disfrutar la fiesta sanamente,  «respetando las diferencias que la hacen grande y compartiendo su esencia con todo aquel que venga a visitarnos». Y derrochando alegría «con la educación que nos caracteriza», manteniendo limpio el paraje de San Juan «alma y pulmón de la ciudad y, sobre todo, a olvidar por unos días los sinsabores diarios».

Imposición de pañuelos

Media hora antes de que la pregonera saliera al balcón, en el salón de Plenos del Ayuntamiento se vivía un acto más protocolario: la imposición de pañuelos sanjuaneros a las personas más representativas de la fiesta. Un acto sencillo y breve en el que se quiere remarcar que el pañuelo es un símbolo de buenos deseos para la fiesta y que, al igual que el pregón se cerró a los gritos del ‘¡Viva San Juan!’ y ‘¡Viva Miranda!’.

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