El Correo de Burgos

MONUMENTO A MOLA / ANIVERSARIO DE SU CONSTRUCCIÓN

El monumento fúnebre al ‘Director’ cumple 75 años

En el Cerro del Perejil de Alcocero de Mola un bloque de veinte metros de cemento y una quíntuple arquería recuerdan la muerte del general y sus acompañantes

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Burgos

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GERARDO GONZÁLEZ / Briviesca

La escena, el pasado día 4, en el cerro donde perdió la vida el ‘cerebro’ de la sublevación contra el gobierno de la II República en 1936, el general Emilio Mola, y sus cinco acompañantes no podía ser más diferente a la vivida el mismo día, domingo, del año 1939.

En aquella fecha con la inauguración del monumento, dos años después de la muerte del general, se reunían en el cerro todos los miembros del Gobierno del momento, el cuerpo diplomático, los más destacados jefes militares, aristócratas del Régimen y naturalmente Francisco Franco. Esta extensa concentración de personas del Régimen, con Franco a la cabeza, resultado de la finalizada hacía pocos meses Guerra Civil dejó una impronta que aún hoy se recuerda en la pequeña localidad.

La memoria popular recuerda detalles que no se recogen en las hemerotecas y pese a los muchos años transcurridos la tradición oral los ha conservado.

Así el apellido del pueblo se decidió por el expeditivo modo de ‘el motorista’ que dejó en el Ayuntamiento el escrito que ‘rebautizó’ la villa y recuerdan «no estaban las cosas como para protestar».

Mucho más nítidos tienen los recuerdos tanto de la construcción del monumento como del propio ‘accidente’ en gran medida porque fueron, en uno y otro caso, testigos presenciales.

Así mencionan que comenzó a construirse en el invierno de 1939 con mano de obra de presos republicanos en las canteras de Villalómez y en la construcción propiamente dicha.

A los vecinos de Alcocero y pueblos circundantes les pidieron ‘colaboración’ para el acarreo de las piedras desde la cantera hasta lo alto del cerro.

Un dato que también recuerdan es que no se permitió a los vecinos acudir a la inauguración, algo de lo que al final «se alegraron» ya que, lo mismo que el día en el que se estrelló el avión de Mola, una fuerte lluvia ‘desalojó’ del lugar a todos los asistentes.

Con retranca, máxime después de apellido impuesto, opinan que «al final Mola le mojó la oreja a Franco».

La construcción

Esta construcción fue supervisada por el General López Pinto, que entregó la obra el día 4 de junio de 1939, en menos de dos meses en la que trabajaron centenares de presos republicanos.

Físicamente ocupa 18.000 metros cuadrados en forma de triángulo coronado por un hito de 20 metros de altura con el nombre del general fallecido en uno de los laterales y el escudo español tallado en piedra.

En la base del mencionado triángulo que ocupa parte de la ladera oeste del Cerro del Perejil, cinco arcos con los nombres de los allí fallecidos y cercados con una valla de sillería cerrando el lugar donde cayeron los cuerpos del teniente coronel Pozas, capitán Chamorro, comandante Senac, sargento Barreda y Emilio Mola Vidal.

La unión de estas dos piezas se hace a lo largo de la ladera del cerro habiendo una separación entre ellas de casi medio kilómetro por grandes escalinatas y rampas.

Cabe imaginar cómo debió de ser de duro para los presos el construir en los rigores del invierno burgalés este monumento. El recorrer setenta y cinco años después esta escalinata aún en un estado aceptable de conservación, al margen del vandalismo puntual atemperado por manos anónimas en los lugares más dañados, genera una sensación de tiempo en suspenso. Más información en edición impresa

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