El Correo de Burgos

El producto autóctono será el nexo común en las ferias comarcales

La cerveza, la manzana reineta o las cerezas de Caderechas protagonizan parte de la oferta

Burgos

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GERARDO GONZÁLEZ / Briviesca

El comercio rural más tradicional, basado en las ferias, retornará en los próximos meses a la comarca de la Bureba. Y lo hará con fuerza, no sólo en las citas incluidas en el calendario oficial sino también en las que no cuentan con este distintivo. Cabe recordar que la lista oficial está conformada por la feria de la Cereza en Salas de Bureba -la más cercana al estar prevista para el próximo día 6 de julio-; la agraria y artesanal de Oña, la de Manzana Reineta de Cantabrana y el concurso artesanal y agroalimentario de la Asociación Amigos de Frías.

Junto a éstas, aunque no incluidas en la lista, se hallan tanto la briviescana de Santiago, de larga tradición, como las más recientes de San Mateo, el Mercado Medieval o la ya consolidada feria de Poza. Lo que sí comparten todas ellas es ser uno de los principales escaparates de la gran variedad de productos alimentarios y artesanos de la comarca burebana, algunos de los cuales ya empiezan a despuntar en los mercados provinciales.

Entre las ferias, la que mayor cifra de productos burebanos reúne es, tradicionalmente, la pozana. En ella, coinciden sin falta hortelanos, apicultores, queseros, artesanos y los salineros. Esto es debido, principalmente, a que su fecha de celebración -agosto-, permite disponer de un amplio abanico de productos, además de ser cada edición más visitada, merced al período vacacional del estío.

No obstante, recorrer la totalidad de las ferias burebanas es la única forma de observar la riqueza y la gran variedad de la comarca, ya que, en muchas ocasiones, sólo en algunas de ellas se encuentran productos elaborados en muchos casos para consumo local.

Así, en la cita salense se pueden encontrar las contadas mermeladas caseras de cereza de Caderechas y los licores elaborados con esta versátil fruta, prácticamente imposibles de adquirir fuera de este evento.

Algo similar ocurre en la feria pozana, donde las distintas variedades de sal extraídas al más puro estilo tradicional son puestas a disposición del público de forma casi exclusiva. Muy similar es el caso de la excelente miel pozana, cuyo prestigio entre los degustadores de este dulce natural hace que cada vez esté más solicitado.

Entre este catálogo de ‘exquisiteces’ burebanas incluyen alimentos prácticamente desconocidos como el chacolí oniense que, según el año, hace su aparición exclusivamente en la feria de la villa Condal con la que se cierra el calendario burebano.

También destaca en todos estos eventos la presencia de artesanos de la comarca,cuyos trabajos son muy apreciados por sus exclusividad y reducida producción.

Divididos en piezas destinadas a la decoración o de usos más prácticos, su comercialización prácticamente se restringe a este modelo de comercio rural que tiene sus orígenes en la época medieval.

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