El Correo de Burgos

La cereza del valle de Caderechas se vende, se cata y se cocina en La Flora

Durante la II Fiesta Gastronómica del producto celebrada ayer, los cocineros y sumilleres mostraron al público su rica variedad y calidad

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Burgos

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M. M. / Burgos

Mucho más que una fruta. Realidad que quedó ayer bien clara durante la  II Fiesta Gastronómica de la Cereza de Caderechas que ayer se celebró en La Flora, donde productores, cocineros y sumilleres unieron fuerzas para reivindicar la gran calidad de esta fruta. A la exitosa venta de los miles de kilos de cereza que los productores trajeron -pues en apenas una hora y media habían vendido todo lo traído para cubrir la mañana-, se sumaron catas y exhibiciones culinarias que mostraron al público, cómo la cereza puede ser un ingrediente más en los platos.

El encargado de abrir las demostraciones fue, al mediodía, Ricardo Temiño -responsable del restaurante ‘La fábrica’-, quien elaboró un gazpacho, «porque al igual que la cereza, puede protagonizar un plato principal o un aperitivo, al ser fresco y fácil de preparar». Defendió que «se trata de elaborar platos nuevos pero con productos de temporada, como es ahora con esta cereza, con la que cualquier persona puede elaborar recetas bien sencillas, ya que es un ingrediente muy agradecido».

De igual opinión se mostró el chef del gastrobar ‘A-sonante’, Jesús Basurto -también protagonista de algunas de las demostraciones-, quien elaboró una ensalada y un postre, con los que remarcar el sabor y textura del fruto burebano.

Acercar la cereza al público

«Y para evitar que la gente diga que ‘son platos fáciles porque somos profesionales’, y animarles a que se lancen a probar ellos en casa, porque como digo, la cereza da mucho juego para todo».

Lejos de creer que la cereza es cereza «y ya está», la presidenta de la Asociación de Sumilleres, Albanely Rosso, demostró en la cata que realizó -junto al gerente de la marca de garantía ‘Cereza de Caderechas’, José Ignacio Velasco-, cómo no todas son iguales, a pesar de nacer en el mismo valle. Cuatro fueron las variedades escogidas, Summit, Lapins, Napoleón - o fresona- y Roja de Milagro. «Y es que hay muchas diferencias entre las que yo, personalmente, me quedo con las más dulces y carnosas, porque hablar o comprar sólo ‘Cereza de Caderechas’ es quedarse muy corto», aseguró. De hecho, la marca reconoce hasta 12 variedades diferentes en el valle.

Por parte de los productores, Velasco se mostró satisfecho, «ya que son más 100.000 los kilos recogidos hasta ahora que nos encontramos a  media campaña». Añadió que el reto está, en este momento, en crecer en los mercados donde ya está presente, con el objetivo puesto sobre todo en Madrid. «A la vez que en aumentar el número de árboles, hectáreas y de operadores». Hace por ello, un balance positivo de los once años que lleva funcionando la marca como tal. Ya cuentan con unos 20.000 árboles en 50 hectáreas y con 26 agricultores, «lejos de aquellos apenas 12.000 árboles con los que comenzamos».

Velasco afirma que acercar el producto y sus características al público es otra de las labores en la que están inmersos, y entre los que destaca citas como esta fiesta gastronómica. Pero también talleres infantiles así como charlas y encuentros con las asociaciones -como fue la reciente cata con la asociación de amas de casa de Medina de Pomar-, «ya que son los primeros que deben saber su gran calidad, y sobre todo, que se produce a la vuelta de casa».

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