El Correo de Burgos

MIRANDA

Ademe reconoce el trabajo de dos mirandesas al frente de sus negocios

Consuelo Martínez y Diana Nieto coinciden en que el trato con el público es lo mejor de su trabajo

Imagen de las ganadoras de la última edición del premio ‘Mujer Empresaria’-ECB

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ESTEFANÍA MALDONADO
Burgos

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Un año más, la Asociación de Mujeres Empresarias de Miranda y Comarca (Ademe) ha querido reconocer el trabajo de las emprendedoras de la provincia con una ceremonia en la que varias mujeres burgalesas recibieron su premio. Así, Ademe celebró el viernes en Medina de Pomar, la séptima edición de los premios ‘Mujer Empresaria del Medio Rural’ bajo el lema ‘Comprometidas con las Pymes’.Entre las seis premiadas este año, estuvieron las mirandesas Consuelo Martínez -en la categoría de ‘Excelencia empresarial’ por sus 50 años al frente de su clínica odontológica- y Diana Nieto, de Pescadería Nieto, premiada en la categoría de ‘Emprendimiento familiar’. Recibieron un diploma y una estatuilla con la forma de una mujer -emblema de la asociación en reconocimiento-, en un caso a la trayectoria y en el otro, por perpetuar el negocio familiar.Para Consuelo Martínez, conocida en Miranda como ‘Chelo, la dentista’, no es el primer premio recibido este año, ya que el colegio de odontólogos de Burgos le entregó la Medalla de Oro al jubilarse, tras 50 años al frente de su negocio.Chelo, que cumplirá en enero 78 años, afirma haber recibido «muy bien» la noticia, que no esperaba y que se ha sumado al reconocimiento de sus pacientes, que «me han escrito en un libro muchas cosas bonitas de sus recuerdos de estos años» y que le entregaron el día de su jubilación.Cree que parte del reconocimiento de una asociación como Ademe puede deberse a que en su clínica siempre han trabajado sólo mujeres. Una peculiaridad que destaca el carácter emprendedor de una mujer que decidió abrir su negocio con 24 años, «tras siete años de estudiar medicina y dos de especialidad», en una época en la que una mujer dentista en una ciudad pequeña «era algo poco usual». Aunque confiesa mientras se ríe, «yo era joven y guapa, como se suele decir, y poco me importaba lo que dijeran». Sin embargo, como todos los comienzos «costó», pero poco a poco fue abriéndose su camino, y consiguiendo una fiel cartera de pacientes, que le han acompañado durante su larga trayectoria.Un camino de cinco décadas en el que destaca el contacto directo con la gente. «Me decían que perdía mucho tiempo hablando con los pacientes, pero yo no he tenido nunca prisa porque hablar con el paciente, saber qué le pasa o cómo le va a ir, es lo esencial del tratamiento», evocaba sonriente.Chelo cree que el secreto para conseguir esa excelencia empresarial por la que fue premiada el viernes consiste en «que te guste lo que haces y le dediques mucho esfuerzo» y afirma que fue la influencia de su padre, protésico, la que le llevó a decidirse por esta profesión, «aunque yo quería haber hecho arquitectura, porque me gustaba mucho, dibujaba muy bien y hubiera sido otra salida». Pero se decidió por la estomatología porque fue lo que mamó desde la infancia y acabó convirtiéndose en la pasión que, como se desprende de sus palabras, sigue acompañándola incluso después de jubilarse.labor familiarPor su parte, Diana Nieto lleva ocho años gestionando un negocio familiar en el que trabaja desde hace 14, y que lleva funcionando alrededor de 40.Con sólo 34 años y «al 50% con mi cuñado, que el premio también debería ser para él», dirige la pescadería Nieto con la misma ilusión que lo hizo su padre hasta el momento de jubilarse. Diana afirma haber «mamado el negocio desde pequeña, ya que cuando hacías falta te llamaban, vas aprendiendo y ya no te mueves».Y aunque se arrepiente de no haber seguido estudiando, cree haber tenido mucha suerte por encontrarse con «un negocio ya en marcha», aunque reconoce que «eso fue lo fácil, el trabajo está en mantenerlo a la altura», confiesa.Considera que el secreto del éxito en tiempos de crisis se centra en «no ser tan ambicioso, ni querer ganar mucho en poco tiempo, sino en ganar en fidelidad de los clientes», porque son el esfuerzo y el trabajo los que los mantienen, teniendo claro que «este es tu modo de vida y hay que intentar que la gente se sienta a gusto».En este sentido, piensa que son valores adquiridos «desde pequeña» y que tal vez desconoce quien abre un negocio desde cero «que puede que quiera comerse el mundo y acabe fracasando».No se toma el premio a nivel personal, pero cree que el negocio sí lo merece, porque «es un reconocimiento a los 40 años de trabajo de mi padre». Puede valorarse que soy una mujer joven y me he lanzado a coger las riendas, pero la trayectoria de mi padre es importante», recalca la premiada.Diana cree que hay que apostar por el pequeño comercio, único lugar donde el trato cercano y directo enriquece la relación entre el establecimiento y sus clientes, «que son las de toda la vida» y con las que, en fechas como estas, «que son de mucho trabajo». Se siente recompensada cuando le felicitan por el género después de una cena de Nochebuena, «pues de alguna manera, somos parte de esa cena, que es la más importante del año para todas las familias».MÁS EN EDICIÓN IMPRESA

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