El Correo de Burgos

Hontoria y el polvorín de Franco

Atrás quedó el tiempo en el que albergó munición para la Guerra Civil o la Guerra del Golfo

De esta cantera salió material para la construcción de la Catedral, la Casa del Cordón o el Arco de Santa María-ICAL

De esta cantera salió material para la construcción de la Catedral, la Casa del Cordón o el Arco de Santa María-ICAL

Burgos

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Los últimos militares que vivieron en la base de Hontoria de la Cantera hicieron sus maletas hace ahora veinte años. Tras custodiar durante décadas uno de los almacenes de pólvora y munición más importantes del país, salieron de la provincia de Burgos por orden ministerial. Atrás quedaron entonces, los años en los que la base militar anexa a la pequeña población burgalesa -situada a apenas una veintena de kilómetros de la capital-, estuvo poblada por decenas de militares que convivieron entre cajas de pólvora en una cantera con siglos de historia.Hablar de Hontoria de la Cantera es hablar, además de munición, de una parte de la historia arquitectónica española. Antes de convertirse en polvorín, la piedra de Hontoria ayudó a dar forma a construcciones megalómanas de suma importancia como la Catedral de Burgos o la iglesia de San Pablo también en la capital. De ahí le viene el nombre a la población.Así, el nombre proviene de una cantera y mina de piedra que se explotó desde principios de la era cristiana. Los primeros textos que se conservan del municipio, así como la tradición oral de la zona, hablan de una población ubicada en tierra castellana con «cantera propia, capaz de reunir material pétreo suficiente como para construir una fortaleza». Sin ir más lejos, el castillo de Burgos -más tarde volado por las tropas francesas en la Guerra de la Independencia-; la Casa del Cordón, el monasterio de San Pedro de Arlanza o el arco de Santa María, también fueron construidos con la piedra caliza de la famosa cantera.«Era una piedra caliza fácil de manipular y sencilla de tratar a la hora de hacer los sillares de las catedrales o las iglesias», indicó en declaraciones a Ical el periodista burgalés Julio César Rico, una de las personas que mejor conoce la provincia y la historia de Hontoria de la Cantera. «Lo más laborioso era transportar la piedra desde esta zona hasta Burgos o Valladolid, donde la llevaban con carros por los caminos de aquel entonces».Si en el Medievo la explotación dio la materia prima para erigir decenas de construcciones civiles y religiosas, su uso cambió en los años 30 cuando Francisco Franco vio en la cantera un futurible uso como polvorín. La necesidad de albergar la munición que el bando nacional usaba durante la Guerra Civil propició la remodelación de la cantera para un uso, exclusivamente militar, en favor de los sublevados. Iniciada la Guerra Civil, el Ejército Nacional convirtió la cantera en un polvorín que estuvo activo desde 1937 hasta 1994. Casi seis décadas en las que la otrora cantera guardó la munición de todo el territorio español.Tomada la decisión, el Generalísimo dio orden -acabada la contienda bélica-, de construir un destacamento militar anexo al polvorín del que aún puede verse el esqueleto de lo que antaño fueron viviendas para los 50 militares encargados de cuidar el peligroso material que, como recuerdan algunos testigos y vecinos, se apiló en cajas durante años.Los vecinos también recuerdan lo complicado que resultó convertir la vieja cantera en una cámara de provisiones. «Dinamitaron parte del suelo», recuerdan algunos de los vecinos más mayores del municipio, algo que también recogen las crónicas del momento.objetivo de construrockPara poder habilitar el espacio hubo que levantar parte de la zona baja para poder ganar altura. «Se limpió todo para almacenar explosivos, labor en la que se utilizó mano de obra barata: presos republicanos», destaca Rico, quien también recuerda como alrededor del destacamento se levantaron los talleres, almacenes y viviendas de la tropa y los mandos. Los trabajos permitieron finalmente, habilitar espacios de 20 metros de ancho y 5 de alto, ideales para el almacenamiento de la munición.Acabada la Guerra Civil, el polvorín comenzó a escribir su historia, pegado al entonces Gobierno Franquista y después al Ministerio de Defensa. Ya en épocas más recientes, de este espacio partió la munición usada en la Guerra del Golfo, allá por 1991, siendo en 1994 cuando el Gobierno central decidió prescindir del destacamento para siempre. Cuatro años más tarde, en 1998, la zona fue declarada «sin interés militar» por el Estado Mayor del Ejército de Tierra, que aconsejó «suprimir la Zona de Seguridad que la preservaba de cualquier obra o actividad que pudiera afectar a las instalaciones”. La zona quedó libre de seguridad hace ahora diez años.El polvorín es hoy un espacio desolado y tétrico. La red Construrock, una propuesta creada por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) para restaurar las canteras, tiene preparado un equipo de trabajo para poder dar un uso a la antigua cantera de Hontoria desde el año 2009.MÁS EN EDICIÓN IMPRESA

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