El Correo de Burgos

Tordómar intenta olvidar la tragedia un año después

La villa homenajea mañana a los 6 miembros de una familia fallecidos en 2014 tras un incendio en la casa rural donde se albergaban, la cual continúa cerrada

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M. M.
Burgos

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Han pasado doce meses, pero para los vecinos de Tordómar es como si la tragedia hubiera sucedido ayer mismo. Y en especial para los propietarios de la casa rural Ribera del Arlanza, quienes aún no han logrado retomar la actividad con normalidad, ya que el lugar permanece cerrado. «Aún les recuerdo y no puedo evitar que se me encoja el alma, por ello lo primero que quiero hacer es dejar pasar estas terribles fechas para iniciar la andadura de nuevo».Quien así habla, con la voz entrecortada, es Lourdes Álvarez, dueña del establecimiento donde se alojaba la familia de Gijón, hoy rota. Lugar que sigue hoy cerrado como testigo mudo de aquel horror. «Pero siento que debemos recordarles para, de alguna manera, volver a empezar de nuevo, nosotros y todos los vecinos del pueblo». Por ello, y aunque el Ayuntamiento también les dedicará la misa de hoy domingo, mañana lunes celebrarán una misa a las 12,30 horas en recuerdo de los seis fallecidos aquella fatídica madrugada que se saldó también con 11 heridos, entre ellos los jóvenes del lugar que acudieron a socorrerlos.Cita tras la que se llevará a cabo la plantación de seis rosales -tres de rosas rojas y tres de blancas por las tres madres y los tres menores que perdieron la vida aquel día-, en el puente romano cercano. Afirma que han invitado a miembros de la familia, «pero tras agradecerme el detalle me confesaron que ellos no acudirán pues tienen previsto hacer lo contrario, no recordar e incluso pasar esos días lejos de la casa familiar». Añade que con el gesto de la plantación -por iniciativa propia y de los vecinos-, «queremos que sean éstos los que nos les recuerden, como un canto a la vida a través de las flores que saldrán en primavera, a ver si logramos borrar de una vez la negrura de aquel día», afirma con voz tenue.Un intento por crear nuevos recuerdos a los que Lourdes quiere contribuir con el total remozado del escenario de la tragedia. Como explica, se encuentra ultimando el proyecto de remodelación de la casa rural de la que es propietaria para llevar a cabo su reapertura en breve. «Y lo primero que haremos es cambiar el color de su fachada y su diseño, alejándola de aquélla que apareció hace un año por todos los medios como el escenario de este terrible suceso», comenta. «Intentar borrar también el recuerdo que todos los del pueblo tenemos... ‘ojos que no ven, corazón que no siente’», comenta esperanzada.Lo segundo, incluir en ella todo tipo de detectores de humo y gas, aunque sabe que a pesar de aquel terrible suceso -y muchos otros que le han seguido en toda España-, sigue sin ser obligatorio colocarlos. Fue la mala suerte la que, según las investigaciones, provocaron el incendio y sobre todo el gas y humo que en verdad causó las seis muertes. Tal y como aseguraron los investigadores en su momento, el inicio del pequeño incendio -del que se descartó intencionalidad-, pudo ser la irradiación directa de calor de una lámpara encendida sobre un cojín o sofá cercanos.La tragedia se produjo en la madrugada del 22 de febrero de 2014, en que uno de los hombres de la familia -el marido de una de las fallecidas-, se despertó y al ver el humo, salió a la ventana para pedir auxilio. En el interior, su familia, la cual se había reunido en la casa esos días para festejar el cumpleaños de la abuela, una de las fallecidas. Apenas eran las 2,30 horas de la mañana y una de las vecinas que oyó los gritos, le dijo que buscara ayuda en el bar de la localidad, donde aquella noche los jóvenes estaban de fiesta.Éstos fueron los primeros en acudir, 4 chicos y 2 chicas, que no dudaron en hacerse con unas escaleras, y mientras unos subían y lograban sacar al bebé de 7 meses y a una de las menores, el resto rompía las ventanas de la casa para que saliera el humo. Rápida intervención a la que se sumaron enseguida la de los efectivos de la Guardia Civil, los voluntarios del parque de Lerma y Roa, y miembros de los equipos sanitarios de Lerma y Aranda quienes sin embargo, nada pudieron hacer por los seis fallecidos, quienes se encontraban en la planta superior de la casa.

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