El Correo de Burgos

BUREBA

Miles de claveles y garrapiñadas en honor a San Valentín

Las Reinas de las Fiestas obsequiaron a las parejas con motivo de la Fiesta de los Novios

San José y los novios mantienen este especial vínculo desde hace dos siglos-G. G.

San José y los novios mantienen este especial vínculo desde hace dos siglos-G. G.

Burgos

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Una de las citas tradicionales más participativas del calendario en Briviesca la constituye la Fiesta de los Novios, que cada edición aumenta su cifra de participantes. Este año los muchos participantes pusieron, como dice el refrán, ‘a mal tiempo buena cara’ y acudieron al emplazamiento alternativo de la Plaza Mayor -a causa de la lluvia-, para recoger de manos de las Reinas de las fiestas, claveles y almendras. En este acto popular más de 1.500 flores -e igual cifra de paquetes del dulce típico de la ciudad-, se reparten entre los asistentes, que en las últimas ediciones superaron las 2.000 personas.Entre las parejas que participaron en el evento se podía ver a ancianos, jóvenes y niños compartiendo todos ellos la ilusión de esta peculiar celebración de San Valentín en Briviesca. Pese a lo desapacible de la jornada de ayer, la inclusión en el programa del mercadillo artesano animó la fiesta recordando su primitivo origen ferial en la Plaza Mayor.De igual manera, el pasacalles de la Banda Municipal de Música remarco el carácter festivo de la jornada animando a los vecinos y visitantes.Una cita comercialEsta singular costumbre -de homenajear a las parejas en la festividad de San José-, tiene un componente especial, cuyo origen hay que buscar en la tradicional feria de ganado local del pasado siglo XIX.Comenzó siendo una feria comercial que se transformó en una fecha de encuentro con un marcado carácter social de los burebanos, lo que propició que fuera popularmente conocida como la Fiesta de los Novios. Esto fue debido a la costumbre de utilizar la citada feria como ‘punto de encuentro’ entre los jóvenes de la comarca burebana.Éstos acudían a dicha cita solos en el caso de los varones, o acompañadas por sus padres en el de las mujeres, siendo un momento reconocido por todos y aceptado socialmente para ‘entablar relaciones’, según las costumbres de la época, ya que en aquellos tiempos las comunicaciones entre los pueblos resultaban complicadas.Así, mozos y mozas trababan conocimiento en una de las pocas fechas en las que se abandonaban las labores agrícolas para acudir a actos sociales. Esta costumbre de buscar novia en la feria era, en ocasiones, aprovechada por los padres para concertar enlaces matrimoniales entre los hijos, incluso si en previo consentimiento de los mismos, dándose casos de que ni siquiera se conocieran los futuros cónyuges.La costumbre de ‘arreglar’ los casamientos fue desapareciendo, pero a principios del siglo XX, la propia juventud tomó la iniciativa de acercarse hasta Briviesca el día de San José a ‘feriar novia’.

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