El Correo de Burgos

MIRANDA

Regreso a la Hammada

Andrés Araico vuelve a llevar los productos logrados gracias a la solidaridad mirandesa a los campamentos de refugiados saharauis

Publicado por
E. M.
Burgos

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El mirandés Andrés Araico volverá a viajar en unos días a los campamentos de refugiados saharauis para llevar hasta ese punto de Argelia los donativos que ha recogido durante los dos últimos años, de ciudadanos y colectivos mirandeses. Recalca la colaboración que recibe siempre de todos ellos en su labor, en la que lleva muchos años viajando por el mundo para ofrecer sus conocimientos y prestar ayuda humanitaria.La prohibición existente de viajar a Tinduf por motivos de seguridad, tras el secuestro de varias personas, le ha impedido desplazarse antes hasta los campamentos para llevar parte del material con el que preveía viajar a la zona. Lo componen sobre todo medicamentos, pero también dinero en metálico que, una vez allí, cambiará por diferentes artículos con los que cubrir las necesidades de la zona.Araico señala que ahora ya tiene «el billete y el dinero» preparados para desplazarse una vez más hasta allí. Lo hará el próximo 27 de marzo y confiesa que «si por mí fuera iría cada año, aunque durante los dos últimos y por distintas circunstancias, lo he retrasado».Recuerda que su primer viaje al Sahara fue para colaborar en un hospital infantil «dando unos cursillos de masaje», y confiesa que le «enganchó lo suficiente para repetir», pues quedó prendado «de la hospitalidad de ese pueblo y la amabilidad de su gente».Sin embargo, no era la primera vez que realizaba este tipo de viajes, que empezó en Cuba a través de la invitación para impartir unos talleres. «Pero allí descubrí que más que aprender, necesitaban fondos para material y empecé a tomar conciencia».Después viajó a Perú «donde no pude ni impartir el curso porque me perdieron el material y aproveché para ver zonas no turísticas, e incluso estuve secuestrado tres días con todo un autobús». Más tarde vino Nepal, donde visitó en un orfanato en el que «sólo comían un vaso de té por la mañana y un cuenco de arroz a mediodía, y los niños no salían del edificio».Su llegada al Sahara fue a través de su festival de cine «puesto que yo soy muy cinéfilo», confiesa. «Allí me enganchó el director de un hospital infantil del Aaiún para dar unos cursillos, y me picó el gusanillo». De ahí, al hospital de víctimas de Rabuni, ubicado en la Haila, una especie de oasis en mitad del desierto.Comenta que esta vez llegará allí con la solidaridad de los mirandeses en la maleta, gracias a la recaudación que Araico hace cada año, y que ha permitido la compra de 8 camellos, un rebaño de cabras y 3 burros, para intentar «hacer la vida más fácil a los refugiados». Este año comprará una camella, que se llamará Matilla -«en nombre del barrio de Matillas, que ha sido muy generoso»- y una cría de camello a quien llamarán «Pititi» en honor a un mirandés que vive en Madrid y lleva ese nombre. «Y que colabora generosamente siempre con esta causa», explica Araico. Añade que con el dinero sobrante ha comprado un estimulador, un tensiómetro y ventosas de medicina tradicional china, con las que realizará su labor de masajista en el hospital.

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