El Correo de Burgos

BUREBA

Cueva de Fuentemolinos, un espeleopaseo ideal para el estío

Por sus características singulares, esta caverna ocupa el sexto puesto a nivel mundial

La visita se realiza con guías que conocen la cueva a la perfección.-G. G.

La visita se realiza con guías que conocen la cueva a la perfección.-G. G.

Publicado por
GERARDO GONZÁLEZ
Burgos

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El fuerte calor del verano anima a buscar la sombra y las corrientes de agua en busca de alivio lo que reduce las posibilidades a los turistas de visitar los atractivos de las localidades rurales de la provincia de Burgos en las horas más calurosas.No obstante, en el amplio patrimonio natural de la provincia burgalesa existe una interesante alternativa para combinar la comodidad de temperaturas frescas, y al tiempo descubrir lugares únicos.Es el caso de la cueva de Fuentemolinos situada en la atractiva localidad de Puras de Villafranca, a corta distancia de Belorado. En ella los turistas que quieren mezclar el disfrute de la naturaleza, la aventura de bajo riesgo y escapar de las altas temperaturas lo pueden conseguir con un extraordinario espeleopaseo.La cueva es un capricho natural cuyas características la colocan en el sexto puesto a nivel mundial en este tipo de lugares, al contar con una zona de pudingas cementadas con motivos calizos de la época geológica del Oligoceno. Cuestión que la confiere una antigüedad de unos 35 millones de años, una rareza geológica de más de cuatro kilómetros de longitud.A ello se añade la profusión de formaciones, tours, excéntricas, coladas, estalactitas, estalagmitas y columnas en techos y paredes.La cueva cuenta con tres niveles de los que son visitables dos de ellos, ya que el tercero representa riesgos, lo que hace que sólo los que cuenten con formación espeleológica pueden acceder.En la actualidad, las visitas de expertos comenzaron en la década de los cincuenta, se han cartografiado un total de 4.086 metros y la práctica totalidad del recorrido se realiza caminado por el cauce de un río subterráneo que nace en los Montes de Oca y sale a la superficie por la entrada natural de la cueva.El acceso ‘seco’ a la caverna se realiza por un angosto túnel de unos seis metros que se recorre tumbado hasta acceder a la parte alta de la entrada natural, donde una cordada anclada a la pared permite el descenso al suelo.A partir de ese punto, el recorrido resulta cómodo en su práctica totalidad a excepción de puntos donde se ha de sortear las formaciones calcáreas para continuar avanzando.En el interior la temperatura es estable en 13 grados centígrados durante todo el año y la oscuridad total, por lo que no existen ni flora ni fauna y en el caso de apagar los elementos lumínicos de los equipos resulta imposible ver una mano a un centímetro de la cara por lo que las visitas se realizan en pequeños grupos para evitar extravíos.Si introducirse en un paraje con más de 35 millones de años de existencia despierta el interés por el mundo subterráneo, a muy poca distancia los visitantes también pueden disfrutar de otra visita muy adecuada para el estío.Son las minas de manganeso en las cuales durante un largo periodo de tiempo, la mano del hombre excavó la enorme roca que guardaba en su interior el buscado mineral, creando un laberinto de estrechas galerías varias de las cuales son visitables sin riesgo alguno.

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