BUREBA
La Bureba reduce su cabaña ovina a menos de 20.000 cabezas en un lustro
Barcina cuenta con una de las dos granjas ecológicas existentes en Castilla y León

El respeto a la alimentación natural es la base de la ganadería ecológica de Barcina de los Montes.-G.G.
Para evitar la extinción definitiva de las ovejas en La Bureba, cuya cabaña se ha visto reducida a menos de 20.000 cabezas, la única solución viable pasa por su revalorización entre los consumidores y, muy especialmente, los habitantes de la comarca. Un ejemplo del positivo funcionamiento de este modelo de consumo de la tierra se localiza en los productos lácteos, ya que las industrias utilizan la leche de las ovejas de la zona para la elaboración de quesos y otros productos alimenticios. Su innegable prestigio, sobre todo en quesos y cuajadas, se traduce en una alta demanda en todo el ámbito provincial, algo que paradójicamente no sucede con la carne.
Según los técnicos de cooperativas y de los propios ganaderos que resisten el continuo ascenso de los costes de producción -por no hablar de las exigencias administrativas-, está provocando el cierre de muchas explotaciones desde hace varios años.A esto se añade el siempre complicado relevo generacional en el medio rural, que se acentúa en el sector ganadero al exigirse una tarea diaria sin festivos. Además, dado el escaso rendimiento económico que ofrece esta actividad, las nuevas generaciones buscan otras alternativas laborales.
Incluso la única fórmula de aliviar los costes de alimentación, consistente en sacar los rebaños a pastar en los campos, también tiene dificultades. En la actualidad, resulta muy complicado encontrar personal que maneje de forma correcta a las ovejas, amén del coste añadido de contratar a un pastor.Ante este panorama para la ganadería ovina de la comarca, los profesionales buscan nuevas fórmulas que permitan mejorar el equilibrio entre costes y beneficios de las explotaciones. Por ejemplo, la granja La Majada de Barcina, donde se ubica una cabaña de 700 ovejas churras -la raza castellana por excelencia-, lleva varios años apostando por el nicho agroecológico. La decisión de Isabel Gómez y José Manuel Arnáiz de cambiar el modelo habitual por el ecológico comenzó hace siete años por la base. Es decir, poniendo en marcha el cultivo ecológico del alimento de los animales que combina el pastoreo tradicional por los montes con forraje de la propia granja y un pienso, una mezcla de cereal y leguminosas, producido en la zona de cultivo ecológico.La de Barcina es, junto a otra granja de Zamora, la única de Castilla y León que apuesta hoy por hoy por este modelo de explotación ganadera que cuenta con todas las certificaciones oficiales que avalan su carácter ecológico.Cabe destacar que además de cumplir con los requisitos sanitarios exigidos a nivel general, tanto en la producción como transformación, la explotación ha de pasar cada año una inspección especial para mantener su etiquetado agroecológico.Por ello, se realiza un registro diario de actividad que permite -en el caso de los corderos- determinar el nacimiento y venta de cada ejemplar para establecer una trazabilidad absoluta que garantice una carne totalmente natural.Según Arnáiz, esta forma de controlar el lechazo «acabaría con el fraude, ya que se conocería mediante el triple control el origen de la carne». Evidentemente, el coste para el consumidor de la carne es superior al de otros productos. Sin embargo, cuenta con la garantía de comer un lechazo «como los de antes» al que se debe reservar un espacio singular en cualquier cocina de calidad que se precie.