El Correo de Burgos

BUREBA

La ermita de Soto de Bureba luce sus 800 años de belleza románica

Apenas conocida, los canteros que trabajaron en ella esculpieron en ella la fecha 1213

La ermita de San Andrés-G. G.

La ermita de San Andrés-G. G.

Publicado por
GERARDO GONZÁLEZ
Burgos

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El románico burebano es, pese a su variedad y número, un patrimonio poco promocionado de la comarca, destacando incluso por contar con particularidades extremadamente raras dentro de este estilo arquitectónico. Éste es el caso de la ermita de San Andrés de Soto de Bureba, de la que apenas queda rastro documental sobre su origen, en la que los canteros dejaron fecha y firma de su trabajo hace ocho siglos. Concretamente, fueron Pedro de Ega y Juan Miquelez los que con su poco habitual proceder dejaron la fecha de ‘1213’ esculpida en uno de los pórticos más elaborados del románico burebano.Lejos de la sobriedad y anonimato que suele ser lo común en las ermitas rurales en San Andrés se dedicó una especial atención a la decoración, algo que la hace destacar entre la mayoría. Así, además de estar dentro de un recinto amurallado -algo único en la zona-, alberga una ingente colección escultórica de seres fantásticos. Sin espacios vacíos en su entrada se localizan grifos, dragones, arpías e incluso un unicornio que, para que no quedara duda, su autor rotuló.Un recorrido visual más detallado permite ver el combate mítico de San Jorge con el dragón, así como la escena de un torneo medieval clásico. Los que buscan representaciones no habituales en estos casi milenarios templos no quedan defraudados en la ermita de San Andrés, ya que en poco espacio se hacen visibles la representación de Cristo y el diablo.Incluso tres personajes que parecen observar este insólito panorama de animales reales y fantásticos simulan comentar entre ellos la escena desde la parte alta de la puerta. Actitud que, en cierta forma, no estaría fuera de lugar ya que resulta insólito ver conversar a dos sirenas o la mezcolanza de escenas donde animales lucen una detallada cabeza humana.Completan el cuadro escultórico el Agnus Dei y una llamativa, por su tamaño en relación al resto de las figuras, de un personaje encadenado. Esta panoplia de seres fantásticos no queda sólo en la entrada pues los canecillos y capiteles permiten a estos seres rodear la construcción como si a su autor se le hubiera quedado pequeño el pórtico para dar cabida a los seres creados de su imaginación.Pese a ser una rareza dentro del románico de la provincia, la ermita de Soto comparte el desconocimiento generalizado con otras también singulares de La Bureba.En su conjunto se contabilizan dentro de la comarca más de veinte ermitas, total o parcialmente románicas, algunas de ellas en franco abandono y cuya puesta en valor podrían marcar su futuro.Uno de los valores añadidos del románico burebano es que pese a ser construcciones edificadas en su práctica totalidad a mediados del siglo XII e incluso inicios del XIII destaca la gran variedad y estilos de esta arquitectura.Circunstancia que hace que tanto para los estudiosos del arte como para los visitantes amantes del turismo cultural puedan disfrutar de un recorrido corto en el que poder contemplar numerosas construcciones con notables diferencias entre sí.

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