Quince bodegas subterráneas se hunden en la peña de Caleruega

Quince bodegas hundidas y la amenaza de que se derrumbe parte de la ladera de la Peña San Jorge, y con ella el resto de un entramado vinícola subterráneo que se remonta a los siglos XI, XII, XV y XVI. Así vive estos días Caleruega. «Estamos desolados», asegura el alcalde, José Ignacio Delgado, consciente de que aunque algunas están abandonadas, otras como la del chopo (de 150 metros) se utilizan cada verano. «Es una desgracia», añade el edil con la mirada puesta en la montaña, porque hay bloques de caliza de miles de toneladas que podrían caer en los próximos días. «Vamos a intentar cerrar los accesos y consolidar todo lo que se pueda».El derrumbe se produjo al parecer este fin de semana. «Lo descubrieron unos niños el domingo», informa afligido porque Caleruega ha perdido parte de su historia. «Algunas son de los siglos XI y XII y en ellas vivían los ermitaños según los arqueólogos».La solución no es sencilla. «En su día intentamos hacer un proyecto de restauración pero no lo vieron y ahora… es terrible», advierte preocupado porque la situación no está controlada. «En la montaña hay más de doscientas bodegas».Falta de ayudas

A sabiendas de que los desprendimientos de rocas son impredecibles, «pues hay grietas que literalmente están rompiendo la peña», el Consistorio hace un llamamiento a los ciudadanos para que no se acerquen a esta zona peligrosa.Lamentablemente el hundimiento de bodegas subterráneas no es nuevo en la Ribera. En Aranda, el desuso unido a la falta de ayudas ha acabado con muchas; otras se mantienen gracias principalmente a las peñas.Según el estudio que contrató a la ingeniería Terracota el Ayuntamiento arandino, de las 135 bodegas visitadas en 2011 diez estaban tapadas, y en otras diez no se pudo acceder por su estado semiruinoso. De las restantes, el 40% presentaba derrumbamientos y en el 56% existían humedades, además de que el 38% padecía además deficiencias eléctricas mientras que el 9% tenía también problemas de ventilación.En cuanto a la titularidad, el 25% corresponden a propiedades colectivas mientras que el 76% está en manos de personas individuales. Asimismo hay una parte que pertenece al Ayuntamiento y otras cuya propiedad no está ni siquiera claramente identificada.El documento analizaba también mediante una ficha el estado de cada bodega, con fotografías, un croquis y las características constructivas así como los accesos. Además establecía sus antecedentes históricos y contemplaba algunas propuestas de actuación, algo que servirá en un futuro a los propietarios que quieran emprender mejoras si salen las ayudas oportunas.Pero lo cierto es que la falta de ayudas complica el mantenimiento de este patrimonio histórico que la Junta y el Ayuntamiento quieren catalogar como Bien de Interés Cultural (BIC) a pesar del rechazo de las peñas, que temen que al no haber diseñado un plan de protección previo, la medida perjudique más que beneficie a las bodegas. El tema está ya en los tribunales.