El Correo de Burgos

Villaveta canta al son del organista Francis Chapelet

Tras una visita casual el viernes, el maestro francés ofreció un recital durante la eucaristía de ayer / Insta a las administraciones a intervenir en el de Covarrubias

Francis Chapelet durante su recital en la iglesia de Villaveta.-ECB

Francis Chapelet durante su recital en la iglesia de Villaveta.-ECB

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Nadie esperaba el viernes que el célebre organista francés Francis Chapelet amenizase la misa dominical en Villaveta. Quiso la casualidad que el maestro decidiese aprovechar su actuación el sábado en Villasandino para visitar una localidad que conocía de oídas. Allí le esperaba el sacerdote, José Antonio Calleja, dispuesto a mostrarle los encantos de la iglesia de la Inmaculada Concepción.Incapaz de resistirse, Chapelet pidió permiso para tocar el «sencillo» instrumento «de estilo ibérico» que durante más de 70 años permaneció en silencio hasta su recuperación hace seis años. Poco le importó que estuviese desafinado. «Quiero dar un concierto con este órgano y en esta magnífica iglesia», proclamó emocionado en presencia de Calleja antes de comprometer un recital en la Semana Grande de San Roque.Pero no podía esperar tanto. Su pasión por el oficio y el deseo de afinar lo antes posible un órgano «en muy buenas condiciones» cuyas notas se habían descuadrado «por los cambios de temperatura» le llevó a confirmar su asistencia en la eucaristía de ayer a las 13,30 horas.Llegó el gran día. Se presentó dos horas antes para poner a punto el instrumento «como los grandes organistas, a su estilo», apuntaba Calleja. Con los fieles expectantes en la bancada, sus mágicos dedos hicieron el resto. «El pueblo liso y llano ha cantado al son del órgano, y no es cosa fácil», declaraba emocionado el sacerdote ante el poder de convocatoria y el buen hacer del maestro.Si en Villasandino tiró de repertorio, abarcando música francesa clásica del siglo XVII, composiciones de autores españoles u obras de Bach; en Villaveta optó por las improvisaciones. Y es que durante la misa, «casi todos los organistas lo hacen así». Al margen de los convencionalismos de este noble arte, «cada maestrillo tiene su librillo», declaraba Calleja después de la «fenomenal» actuación de Chapelet.Leyenda en la provincia

Francis Chapelet es una leyenda viva cuya trayectoria ha estado ligada, casi desde sus inicios, al estudio e interpretación del órgano ibérico. Su relación con la provincia, que siempre le recibe con los brazos abiertos, se remonta a la década de los 70 cuando impulsó «el despertar de los órganos de nuestra tierra», tal y como recordaba Calleja.Los vecinos de Villasandino dan fe de ello después de su ‘alianza’ cultural con el párroco Jesús Orcajo para arreglar el órgano del pueblo. La actuación no resultó sencilla, pero gracias al proyecto de «restauración científica», obra del taller de organería Acitores, se logró recuperar la «perla extraordinaria» de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.También se le recuerda con cariño en Covarrubias. No es para menos, ya que el maestro redescubrió en los años 80 esta pieza del siglo XVII que requiere una completa restauración. «Es una vergüenza», lamentaba ayer Chapelet, quien no dudó en mandar una vez más un recado a las «autoridades culturales» en particular y a las administraciones en general para que se ocupen del arreglo de una «joya» que a pesar del paso del tiempo y su mal estado todavía mantiene sus cualidades sonoras intactas.La misma acústica desde el siglo XVIII

El propio órgano de Villaveta revela su origen a través de la inscripción que hay en su secreto: «Me hizo Tomas Ruiz Martínez vecino de la villa de Frómista y natural de Sasamón en el año 1795 a la edad de 33 años». El instrumento ha sido testigo del paso de los siglos mientras en convivencia con varias generaciones. Mantuvo todas sus piezas hasta 1952, cuando uno o varios ladrones -cuya identidad permanece en secreto hasta el día de hoy- robaron sus tubos.Entre 2009 y 2010, el taller de organería Luis Magaz se encargó de reponer los tubos y proceder a su restauración. El trabajo, tal y como pudo constar Francis Chapelet este fin de semana, fue impecable. «Mantiene las mismas condiciones acústicas», confesó el maestro durante su primera toma de contacto con el instrumento, que «suena como un órgano histórico». Así pues, los fieles y del siglo XXI tienen la oportunidad de escuchar las notas con la misma intensidad y sonoridad que durante sus inicios.

 

El granero espera su «mirlo blanco»

La rehabilitación del edificio Los Tercios de Villaveta para su reconversión en centro social «va para largo». Aunque «nunca se sabe, a lo mejor a la vuelta de la esquina aparece un mirlo blanco». José Antonio Calleja volvió a insistir ayer durante la eucaristía en la necesidad de implicarse con una iniciativa que va más allá de rescatar de las ruinas el clásico granero de Villaveta, pues lo que se pretende es crear un punto de encuentro «de todos y para todos» capaz de poner en el mapa a la localidad a través de la organización de eventos culturales.Tras la presentación oficial del proyecto -a cargo de Ajo Taller de Arquitectura- el mes pasado, «ahora mismo estamos en una fase de divulgación y de mentalización entre los vecinos y todo aquel que quiera participar». No obstante, tal y como apuntó el sacerdote, el escollo económico es «indudablemente fuerte», ya que el estado del inmueble requiere una intervención que no va a resultar para nada barata.Aunque espera que las administraciones se involucren con el proyecto mediante la concesión de alguna ayuda, Calleja es consciente de que «nuestra comarca es muy rica en patrimonio, tan rica que no puede con esa corona que le han dejado sus hijos». Y es que «son muchas piedras preciosas y muchos objetos de valor» que requieren intervenciones de urgencia para resistir el paso del tiempo. Aún con todo, «hacemos lo que se puede», manifestó el sacerdote, que abre las puertas de la Fundación Los Tercios a todo aquel que quiera colaborar con la causa.

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