La belleza inalterable del paso de los siglos

Puede que su Monasterio sea la guinda del pastel, pero no es el único tesoro patrimonial que custodia Santo Domingo de Silos, cuna de diferentes culturas cuya huella se mantiene en el tiempo y en el recuerdo de sus vecinos. De la misma manera, los habitantes del municipio celebran cada año la pícara resistencia de sus antepasados ante la invasión musulmana. La batalla estaba perdida de antemano. ¿Qué hacer entonces? A alguien se le ocurrió la disparatada idea de simular un incendio con la esperanza de que el enemigo declinase su intención de asediar el pueblo. Y así fue, las tropas moras pensaron que ya había sido devastado y sus pobladores se libraron de ver cómo «un ejército bien armado se llevaban los caballos, a los hombres como esclavos y a las mujeres para el sultán de Córdoba», rememora el alcalde, Emeterio Martín.Silos cayó en el olvido para sus atacantes, pero no en las generaciones venideras que celebran la Fiesta de los Jefes -de interés turístico regional- el último sábado de enero. Semanas antes, concretamente el Día de Reyes, se sortean los cargos de Capitán, Cuchillón y Abanderado entre los casados para reinterpretar una historia cuya trama es digna de contemplar en vivo y en directo.El atractivo turístico que brinda Santo Domingo de Silos también guarda relación con la gran figura de la Reconquista. Y es que en 1081, el año de su destierro, Rodrigo Díaz de Vivar y su esposa Jimena donaron varias de sus heredades al famoso Monasterio, en construcción por aquel entonces.Gracias a este acontecimiento histórico, la localidad es la última parada de la cuarta etapa en la Ruta del Destierro del Camino del Cid. Además, los amantes del género western pueden matar «dos pájaros de un tiro», dado que el recorrido pasa por el cementerio de Sad Hill, ubicado en su término municipal y escenario de la mítica cinta de Sergio Leone El bueno, el feo y el malo.Los vaivenes de la historia sobre el pueblo se ejemplifican a la perfección en la joya de la corona. Desde San Sebastián de Silos hasta su nueva denominación a partir del siglo X, el Monasterio de Santo Domingo ha sido testigo en primera línea de épocas oscuras y doradas. Desde las razias de Almanzor hasta la reestructuración de Ventura Rodríguez en el siglo XVIII, las modificaciones artísticas y arquitectónicas han ido parejas a los diferentes modelos territoriales y de Gobierno existentes en Castilla. En este sentido, es de agradecer que se salvasen piezas de incalculable valor durante la Desamortización de Mendizábal y que hoy se exponen en las dependencias monacales.Aparte de esta majestuosa abadía monacal que cada año atrae a miles de personas que recorren ensimismados su imponente claustro, tampoco desmerece la iglesia de San Pedro, hogar eterno de la Virgen del Mercado, patrona del municipio. Asimismo, la heráldica silense -empezando por el escudo del propio pueblo- posa ante centenares de cámaras fotográficas que buscan su mejor cara.Y qué decir del desfiladero de la Yecla, ubicado sobre una estrecha y profunda garganta en los bancos de calizas que conforman el relieve de las Peñas de Cervera. Cinco espectaculares kilómetros a través de puentes y pasarelas que permiten observar un escenario envidiable.