«Nos han dejado 10 minutos para entrar y recoger lo que pudiéramos»

Quintanar de la Sierra amaneció ayer con el panorama desolador que dejaron las llamas del incendio más virulento que se recuerda en las últimas décadas. A las 11 de la mañana, bajo la atenta mirada de numerosos vecinos todavía con el susto en el cuerpo, continuaban humeantes dos zonas en los machones del tejado de la casa donde al parecer se originó el incendio por la mala combustión de una chimenea. Tras una noche muy larga, ayer, a plena luz del día, se podían ver con claridad las seis viviendas calcinadas. Un suceso que, por suerte, termino sin víctimas, algo que según coinciden todos los vecinos «podría haber sido una verdadera catástrofe si se llega a producir entrada la noche, con todos durmiendo».De las seis viviendas, todas unidas en línea y con los tejados de madera -lo que provocó, además de por el fuerte viento del norte, que se extinguiera el fuego muy rápidamente de una casa a otra-, solo cuatro estaban habitadas, todas en régimen de alquiler. En total, una 18 personas resultaron afectadas al perder prácticamente la mayoría de sus pertenencias, ya que solo les dio tiempo a salir corriendo y avisar a los bomberos de Quintanar, que llegaron de forma inmediata al lugar. Poco después, recibieron el apoyo de sendas dotaciones de Salas de los Infantes y por los de Burgos capital.En la mañana de ayer, los vecinos sacaron lo poco que no había sido pasto de las llamas, sobre todo muebles, colchones y mobiliario de los primeros pisos que no acabaron arrasados aunque sí devorados por el agua. «Nos han dejado diez minutos para entrar y recoger lo que pudiéramos, algunos muebles, algo de ropa y la documentación. Poco más ha quedado, hemos perdido todas nuestra pertenencias», señaló una de las vecinas afectadas -natural de Quintanar- que llevaba junto con su familia cuatro años viviendo allí, en la casa que se encuentra justo al lado de donde se produjo el incendio.«A mi marido, mis hijos de 8 y 15 años y a mí nos pilló viendo la tele tranquilamente en el sofá cuando nos llamaron a la puerta para que saliéramos corriendo. Hemos pasado la noche en casa de mi suegra y hemos dormido lo que hemos podido», añadió la quintanara, todavía con el susto en el cuerpo.En la vivienda donde comenzó el foco vivía un matrimonio de origen marroquí con sus dos hijos pequeños. Todos ellos fueron atendidos esa misma noche por inhalación de humo, pero se encuentran en perfecto estado y han sido realojados en otra vivienda.A otra de las familias de una tercera casa arrasada por las llamas, el incendio les pilló fuera. «No estábamos en la vivienda. Nos llamaron y vinimos corriendo, pero ya nada pudimos hacer», confesó una joven mientras recogía algunos de los enseres recuperados.El riesgo de derrumbe de los tejados y de los pisos superiores fue razón suficiente para tomar la decisión de acordonar la zona y no dejar paso a los inquilinos nada más que esos diez minutos. «Son casas muy antiguas y el fuego las ha devorado», señalaba un vecino de la localidad. puntualizando que «con 82 años que tengo, las conozco en pie toda la vida, así que mira si tendrán años».Aunque el incendio se produjo minutos antes de las 21 horas y se controló sobre las 12 de la madrugada, los bomberos continuaron realizando trabajos de extinción durante toda la noche. A lo largo del día de ayer siguieron con las labores. «El trabajo que han realizado los bomberos ha sido magnífico y solo tenemos palabras de agradecimiento», señaló la alcaldesa de Quintanar de la Sierra, Yasmina Lozano, quien permaneció en el lugar de los hechos hasta que la situación estuvo bajo control. «Aunque todos los afectados fueron realojados en casas de familiares o amigos, les ofrecimos alojamiento en los bungalows del camping que están totalmente equipados. Continuaremos muy atentos para conocer si necesitan nuestra ayuda en cualquier momento», añadió.La respuesta solidaria de Quintanar no se hizo esperar. A través de las redes sociales se hacía un llamamiento para la recogida de donativos, ropa de adulto -hombre y mujer- y calzado -talla 38 de mujer y 41 de hombre-, sábanas de 90 centímetros y menaje de cocina como cazuelas sartenes o cubiertos. La entrega de enseres se coordina a través del Centro de Acción Social (CEAS) de la localidad.