El Correo de Burgos

RIBERA

Las toallitas son el gran enemigo de la estación de bombeo arandina

La infraestructura recoge cada mes hasta 10.000 toneladas de residuos sólidos

La corporación estaba invitada ayer a visitar la renovada estación de bombeo.-L. V.

La corporación estaba invitada ayer a visitar la renovada estación de bombeo.-L. V.

Publicado por
LORETO VELÁZQUEZ
Burgos

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Se han convertido en el enemigo número 1 de las cloacas y de los sistemas de gestión de aguas residuales y depuración. Cuestan cada año 1.000 millones de euros al conjunto de la Unión Europea, y Aranda tampoco se libra. Las toallitas higiénicas o toallitas húmedas y las desmaquillantes, que muchos tiran al inodoro por desconocimiento o comodidad, suponen un verdadero problema. Según explica la empresa encargada de la gestión de la Estación de Bombeo de Aguas de Aranda (EBAR), Aqualia, cada mes sacan 10.000 kilos de residuos sólidos, de los cuales la mayoría son toallitas. «Hago un llamamiento para que si se usan toallitas no se tiren ni al wáter ni al fregadero», insta la alcaldesa, Raquel González, tras comprobar los daños que han provocado en una estación que ha tenido que someterse a una reforma exhaustiva.Aunque las nuevas bombas que se han instalado están un poco mejor preparadas, las toallitas, advierte, seguirán perjudicando la infraestructura. Solo un dato: a nivel nacional, su tratamiento cuesta 200 millones de euros. «La gente tiene que darse cuenta», insiste.Sí lo saben los trabajadores de esta estación de bombeo, que tras veinte años de funcionamiento han tenido que retirar 65 toneladas de sedimentos que superaban el metro de altura. «En los primeros años cuando la tuvo el Ayuntamiento y cuando en 2003 empezó la explotación de la depuradora se limpiaba a menudo, pero llegó un momento en que no se podía, no había medios ni equipos, y se tenía que hacer de forma manual», recuerda el jefe del servicio municipal de Aguas, Carlos Sacristán.Con una esperanza de vida de la obra civil de 50 años y de 15 para la obra electromecánica de una infraestructura que construyó la Junta en 1995 con fondos europeos, los últimos años han sido especialmente duros, con periodos de vertidos al río porque las bombas no eran ya adecuadas.Consciente de este importante problema, el Ayuntamiento ha invertido 587.000 euros, lo que tras siete meses de obras ha servido para reformar la estación en la margen izquierda del río Duero, además de acometer diversas instalaciones anexas.La empresa encargada, Blasgon, comenzó el trabajo realizando un nuevo aliviadero en la margen derecha del río porque el anterior no funcionaba bien. Además, se han sustituido los cuadros eléctricos y las tuberías por unas de acero inoxidable, así como las bombas y calderería.Aunque el proyecto original contemplaba seis bombas, tres para caudales de aguas fecales y otras tres de potencia para lluvias, solo se instalaron tres pequeñas y una grande. Ahora, tras comprobar que estaba sobredimensionada, funcionará con tres bombas grandes, con las que queda garantizada la capacidad. De hecho, sólo estará en marcha a diario una, la segunda entrará en acción en momentos punta y la tercera se mantendrá de reserva.A la hora de realizar estos trabajos, explican, lo más duro ha sido el mes que han tenido que echar aguas al río para poder limpiar por dentro el pozo que une los dos emisarios, que recogen la media docena de puntos de vertidos de Aranda, y que tiene 10 metros de profundidad. «Ha sido la parte más dura», admite satisfecho ya que se contaminará menos y el mantenimiento será mucho más llevadero. «La mano de obra de estos años ha sido terrible, todos los días dos o tres horas», comenta.Al bajar el número de vertidos se reducirán también los olores. Aunque desde el servicio de Aguas recuerdan que esto no afecta a los propios olores que emite la estación, que son inevitables al no estar desodorizada. «La presión atmosférica afecta mucho, en presiones bajas suele subir el olor de alcantarilla mientras que en días en que son más altas, huele menos», aclara, Carlos Sacristán.

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