El Correo de Burgos

CELEBRACIONES SINGULARES DE LA PROVINCIA / Fiesta de la Tabera (Briviesca)

El día con la patrona y la noche con la Diosa Fortuna

El fervor religioso a Santa Casilda y el azar van de la mano en la Fiesta de la Tabera, símbolo de la firme defensa de Briviesca en favor de sus tradiciones

Las danzas castellanas en el entorno del Santuario no pueden faltar en una cita de estas características.-G.G.

Las danzas castellanas en el entorno del Santuario no pueden faltar en una cita de estas características.-G.G.

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Corría el año 1486 y la peste causaba estragos en tierras castellanas. Tal era la desesperación del pueblo burebano que sus vecinos -con los representantes municipales a la cabeza- se encomendaron a Santa Casilda con la esperanza de que su mano divina frenase tan devastadora epidemia. Desde entonces, Briviesca mantiene su rogativa cada 2 de mayo con la Fiesta de la Tabera. Con la enfermedad ya erradicada, las peticiones contemporáneas se centran en la prosperidad de la comarca y la fertilidad de los campos.La cita, declarada Fiesta de Interés Turístico Regional en el año 2000, mantiene intacta su razón de ser aunque los ruegos a la patrona varíen con el paso del tiempo. Así, todos los años una concurrida comitiva se concentra a las puertas del Santuario de Santa Casilda para realizar el Saludo de las Cruces. Tras este simbólico y emocionante acto, arranca una procesión que recorre los alrededores del templo con un acompañamiento musical puramente castellano.Una vez finalizada la tradicional misa para rendir honores a la patrona, los asistentes celebran una concurrida comida en la que no pueden faltar el pan y el vino, alimentos divinos desde la Última Cena. Se genera así un encuentro intergeneracional en el que se reúnen habitantes de toda la comarca y cada vez más turistas que no dudan en sumarse a la fiesta.Más allá del fervor religioso, los habitantes de Briviesca llenan sus carteras de efectivo para apostar en el clásico juego de la taba. La primera partida corre a cargo de las autoridades bajo la atenta mirada de los vecinos, deseosos de que la Diosa Fortuna les ampare para sacarse un pequeño sobresueldo. Acto seguido, los cruces de apuestas, las caras largas del perdedor y la sonrisa de quien gana, se convierten en la excusa perfecta para celebrar una entretenida velada.Las partidas se desarrollan por la noche en varios establecimientos del municipio. En cada bar siempre hay un ‘tabero’ o ‘baratero’ cuya misión es garantizar el estricto cumplimiento de las normas y evitar conflictos entre los participantes. Bajo su arbitraje, jugadores y curiosos se agolpan para ver desfilar pequeñas y grandes sumas de dinero en función de la osadía o precaución del que apuesta.Dada la imposibilidad de jugar habitualmente a las tabas con dinero, las partidas se prolongan hasta bien entrada la madrugada. La suerte se reparte entre la ‘carne’ y el ‘culo’ mientras los nervios se contagian entre el respetable que observa aunque su dinero -por lo general- no esté en juego.La pasión por las tabas es irrenunciable en La Bureba. Ni siquiera el régimen franquista fue capaz de impedir que se jugase a pesar de su prohibición expresa. No les quedó otra a las autoridades que hacer la vista gorda frente a la férrea oposición de los briviescanos, firmes defensores de una tradición que no estaban dispuestos a renunciar bajo ningún concepto.

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