Asaja augura un año «complicado, con dificultades e incertidumbre»

El presidente regional de Asaja, Donaciano Dujo, auguró ayer en Burgos «un año complicado, con dificultades e incertidumbre» en el sector, si bien alertó de que el mes de febrero puede ser «crucial» en cuanto a que «si llueve puede solucionar», sobre todo, la cosecha del cereal sembrado en el mes de octubre y que ante la ausencia de lluvias «apenas han nacido».Dujo, quien asistió a la celebración de la asamblea general de Asaja-Burgos, calificó 2017 de «año malo» debido, sobre todo, a que «la climatogía no está siendo buena»; algo que consideró «atípico». Por contra, según expuso, 2016 fue «un buen año agrícolamente hablando» pero lamentó que «no haya servido para hacer rentables las explotaciones agrícolas, porque los precios han sido muy bajos», tanto en secano, regadío o la leche.En este sentido, aseguró que las industrias agroalimentarias de Castilla y León «tienen una deuda con el sector primario ya que le está pagando menos que lo que le pagan en Francia». Añadió que «aquí hay ayudas pero se exige que se cree empleo en la zona y que se pague a precios dignos», enfatizó.El responsable de la organización agraria en la región apuntó que existe «incertidumbre» en el sector debido a la «falta de agua», sobre todo, para los regadíos. Además de la climatología «mala», expuso que las provincias de Burgos y Palencia tienen «plagas de topillos», y lamentó que «no se esté haciendo nada al respecto» por parte de la Consejería de Agricultura y Ganadería.Asimismo, recordó que en Castilla y León se está trabajando para la creación de la Interprofesional de la patata por lo que animó a los agricultores a que la apoyen con sus firmas ya que se trata, ensalzó, de «una herramienta buena para dar seguridad y estabilidad a este cultivo».También se refirió a la apertura del plazo de la presentación de solicitudes para la PAC el pasado 1 de febrero pero lamentó que «no funcione el programa».En cuanto al medio ambiente, Dujo también habló de la quema de rastrojos y consideró que a pesar de «seguir peleando» con las Consejerías de Agricultura y Ganadería y con la de Medio Ambiente, «la quema de rastrojos se hizo tarde y con muchas restricciones», por lo que «no se han acabado con las plagas, que era el objetivo», reconoció. Por ello, abogó por mejorar esta normativa de cara al verano.Finalmente, se mostró partidario de la existencia de animales salvajes como el lobo -que causa graves problemas al sector ovino-, pero matizó que es partidario de que estén «donde no producen daños», y de que «el número sea acorde con lo que pueda aguantar Castilla y León», ya que en la actualidad «se comen lo que producen los ganaderos y agricultores de la región».