«La obra pública sigue cayendo, pero se ve más movimiento en municipios y regiones»

Han celebrado su cincuenta aniversario. Medio siglo de historia en el que han sido testigos de cómo ha ido evolucionando un sector que en sus inicios apenas tenía competencia. Han superado tres grandes crisis económicas a nivel nacional e internacional y lo han hecho juntos, en familia. Tres generaciones con un objetivo: que Blas-Gon siga creciendo.Pregunta.- ¿Cómo fue la celebración?

Respuesta.- Muy emotiva. Queríamos que fuese un homenaje a mi padre, Malaquías de Blas, que aunque se ha jubilado sigue dándonos aliento e impulso. Mi padre fue un visionario.P.- Él fue quien hace algo más de 50 años vio en la obra pública un mercado a descubrir...

R.- Empezó con un pequeño camión que llevaba grava y cosas pequeñas por la comarca y poco a poco se fue ilusionando con la obra pública. Le despertaba mucho interés y aunque sabía que dar el paso y conseguir el complicado certificado de contratista del Estado conllevaba más equipos y más personal técnico competente, no lo dudó. Le apasionaban las infraestructuras civiles.P.- ¿Cómo fueron los primeros años?

R.- Muy buenos, apenas había competencia y las pocas empresas que se dedicaban a lo mismo se llevaban bien. Fueron unos 10 primeros años muy prósperos. Pero luego llegó la crisis de los 80, la de los 90, ahora está última y se ha notado.P.- De hecho, tuvieron que prescindir en el año 2011 de parte de una plantilla que entonces rondaba los 70 trabajadores (hoy tiene 35).

R.- Ante la bajada de la producción tuvimos que adoptar medidas muy duras para todos. No prescindimos de personal técnico porque sabíamos que era lo que nos daba valor, pero fue muy duro.P.- Para salir de la crisis, la especialización se ha convertido en su mejor aliado.

R.- En la primera crisis nos dimos cuenta que teníamos que especializarnos en algo y después de todo podemos decir que estamos en un momento de crecimiento exterior.P.- ¿Hacia dónde dirigen sus intereses?

R.- Llevamos en Perú cinco años implantados con diez trabajadores y ahora nuestro objetivo es dar el salto a Colombia. Empezaremos con dos trabajadores e iremos ampliando poco a poco. En cuanto a España estamos trabajando en tres temas de innovación que todavía no puedo adelantar porque no están terminados.P-. ¿Cómo está el sector en la actualidad?

R-. Muy competitivo. Conseguir un contrato cuesta mucho más que antes y el margen es bastante menor pero nosotros tenemos claro que preferimos restar rentabilidad y mantener siempre una apuesta por la calidad porque ahí está el futuro.P-. Con una facturación de 5,5 millones de euros, además de las obras civiles han diversificado a otro tipo de construcciones.

R-. Si, efectivamente, aunque nuestro pilar fundamental son las obras civiles, también hemos hecho urbanizaciones, como las que rodean la plaza de toros de Aranda, y hemos remodelado bodegas.P-. ¿Se aprecia más movimiento?

R-. La obra pública sigue cayendo, a pesar de que ya ha caído un 80% pero sí se ve más movimiento en los municipios y regiones.P-. Su padre deja el frente bien cubierto...

R-. Sí (ríe). Estamos mi hermano, yo y mi hijo, que es ingeniero civil, además de un equipo de profesionales con los que seguiremos trabajando para crecer y salir adelante.