El Correo de Burgos

VINOS

La cosecha de Ribera del Duero roza la excelencia

Ocho de los mejores sumilleres de España la califican de ‘Muy Buena’

Los sumilleres que forman el comité de expertos califican una de las catas realizadas ayer.-ECB

Los sumilleres que forman el comité de expertos califican una de las catas realizadas ayer.-ECB

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L. V. / ARANDA
Burgos

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Superado un año que fue intenso y con los vinos ya en las bodegas llegaba ayer el momento más esperado; dar a conocer la calificación de la añada. Para ello, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero contó con sumilleres de los mejores restaurantes de España y el veredicto no suscitó debate: la cosecha, por unanimidad, fue Muy Buena. De hecho, según algunos de estos expertos podría rozar la excelencia si tuviese un punto más de acidez.

Ribera del Duero da la bienvenida así a vinos sólidos, atlánticos y de larga longevidad para los crianzas y reservas. «La cosecha recuerda a las bodegas de primeros de los 90, con vinos de probada longevidad y los jóvenes, frescos y frutales», destaca el presidente del Consejo Regulador, Enrique Pascual, quien compareció ante la prensa acompañado por dos expertos: Marcelino Calvo (El Ermitaño, 1 estrella Michelin), y el que es desde hace veinticuatro años responsable de análisis sensorial y cata del Curso de Sumillería de la Cámara de Comercio de Madrid, - también ex presidente de la Unión Española de Catadores-, y un referente de la sumillería nacional, José Luis González Cledera.

No estaban solos. El comité de calificación de este año, por el que los expertos deciden en una cata a ciegas si la añada es Deficiente, Regular, Buena, Muy Buena o Excelente contó este año con otros profesionales de reconocido prestigio y larga trayectoria en la sumillería española como Iván Camps y Daniel Martínez (El Celler de Can Roca, 3 estrellas Michelin); Ciro Carro (Akelarre de Pedro Subijana, 3 estrellas Michelin); Diego González (Cobo Vintage, 1 estrella Michelin); María José Huertas (La Terraza del Casino de Paco Roncero, 2 estrellas Michelin) y Cristina Losada (Directora de Sala y sumiller de Enigma y Head Sommelier de elBarri, un grupo de 6 restaurantes entre los que se incluye Tickets, 2 estrellas Michelin).

Según los analistas, los vinos recuerdan los caldos de los primeros años de los 90, con carga de polifenoles «buena», y una capa de color intensa. «Así como Rioja tiene una materia colorante roja en Ribera es azul, tarda más en evolucionar», explica José Luis González, entusiasmado con una capa de color «divina» y una añada que dará «buenas alegrías». «Recuerda a aquéllos riberas más profundos y el tanino es espectacular», insiste.

Marcelino Calvo resaltó por su parte la prometedora evolución de unos vinos finos y amplios, que destacan por su color intenso y sus frutos rojos y toques minerales. «Los que tienen madera se están adaptando muy bien y en boca tienen cuerpo y son carnosos». Y aunque esperaba encontrar menos alcohol, advierte: estamos ante vinos conjuntados con buen paso por boca.

La jornada comenzó por la mañana, a las 11.00 horas, con una cata ciega de diez vinos que previamente habían sido seleccionados durante los pasados meses por el Departamento Técnico, tras sucesivas catas de más de 300 referencias. El veredicto avaló el informe que el pasado mes de noviembre emitió el equipo técnico del Consejo Regulador cuando hablaba de vinos de elevada coloración, con aromas a frutos negros y minerales con tonos florales y equilibrados en boca con suficiente peso de tanino y buena longitud y persistencia.

Invierno

El año 2016 no fue fácil. Tras un invierno en el que la vid reposó en condiciones moderadas y con una pluviometría más baja de lo habitual, la primavera se encargó de mostrar las extremas condiciones que caracterizan a la Ribera del Duero, ya que si bien las lluvias fueron abundantes en este periodo, las bajas temperaturas retrasaron el brote de la vid más de lo habitual.

De esta forma, el ciclo ya comenzó con cierto retraso desde el principio, aunque se fue regulando poco a poco a lo largo del final de primavera y principios del verano para hacerse aún más acusado durante el momento de la maduración. Según explican, el verano se caracterizó por las altas temperaturas registradas durante buena parte del mes de julio, así como durante todo el mes de agosto y buena parte de septiembre, «lo que junto con la ausencia de lluvias, y en especial al final del verano, produjo un cierto bloqueo» como consecuencia de la necesidad de las plantas de cerrar sus estomas para evitar una excesiva deshidratación que incidió en un acusado retraso en el momento de la maduración, en especial en las plantas más jóvenes y en aquellas situadas en terrenos más áridos.

Bajo esta perspectiva, el inicio de la maduración, en especial para aquellos viñedos viejos con las raíces más profundas, se produjo en fechas habituales, mientras que para otros viñedos fue necesario esperar a su maduración más tiempo del habitual, en especial como consecuencia de lo generoso de la producción, «mostrándose los racimos con un tamaño medio de baya, pero un mayor número de éstas por cada racimo». «No obstante, las inmejorables condiciones climáticas habidas en los meses de septiembre y octubre, junto con la impecable sanidad del cultivo registrada, permitieron a los viticultores esperar a la correcta maduración de las uvas para proceder a su recogida en el momento óptimo, lo que supuso una vendimia muy estudiada para cada parcela que se ha extendido más de lo habitual en el tiempo», recuerdan.

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