Las reliquias de San Íñigo salen de Oña por primera vez en la historia
El arca que contiene sus restos viajará a Calatayud el 1 de junio coincidiendo con su fiesta
Los restos de San Íñigo, abad del monasterio de San Salvador de Oña, viajarán a su ciudad natal, Calatayud, por primera vez en 1.000 años. El motivo de este viaje obedece a la celebración del ingreso del santo como monje benedictino de San Juan de la Peña, la hermandad en la que desempeñó su profesión religiosa. Así pues, la urna de plata en la que se conservan sus restos se trasladará desde Oña hasta la localidad zaragozana el 1 de junio con motivo de las fiestas patronales de ambas localidades, según informaron a la agencia Ical fuentes de la Diócesis de Burgos.El recibimiento oficial del arca de las reliquias tendrá lugar en la antigua iglesia de San Benito, casa natal de San Íñigo. De esta forma, los vecinos de Calatayud tendrán la oportunidad de venerar las reliquias del santo abad. Posteriormente, se trasladará a la colegiata del Santo Sepulcro, donde se oficiará una eucaristía presidida por el obispo de la diócesis de Tarazona, Eusebio Hernández Sola.
El acto contará además con la presencia de las máximas autoridades civiles y militares de la ciudad bilbilitana. Una vez finalizado el oficio religioso, los restos de San Íñigo procesionarán por primera vez en la historia por la calles de su ciudad natal.El traslado de los restos del abad del monasterio de San Salvador no ha sido una decisión que se haya adoptado de un día para otro. Las primeras gestiones para realizar el viaje se iniciaron en el año 2000 por parte de la cofradía de San Íñigo de la ciudad bilbilitana y la parroquia de Oña.El mes pasado, una representación del Ayuntamiento de Calatayud se trasladó a la villa condal en compañía de un grupo especializado en recreaciones históricas llamado Alfonsadas con el objetivo de celebrar un pequeño homenaje al santo. Para el próximo acontecimiento en tierras aragonesas, la parroquia y el Ayuntamiento de Oña han fletado un autobús para que los vecinos que lo deseen puedan acudir junto a san Íñigo para celebrar su fiesta.Aparte de su dedicación religiosa, en la biografía de San Iñigo destaca sin lugar a dudas su gran fama como taumaturgo en los siglos de la Reconquista y del esplendor de España.
Gracias a su supuesta capacidad metafísica para obrar milagros, el religioso zaragozano fue canonizado el año 1163 en el sínodo de Tours por una bula del papa Alejandro III. Por otra parte, fray Juan de Alcocero, uno de sus discípulos más conocidos, escribió de él que «no vivió para sí solo, sino para nosotros, porque todo el día estaba él para nosotros; el Espíritu Santo otorga su don de justicia a los más benignos, y concede a los suyos tanta equidad y justicia como gracia y piedad; de ahí que nuestro padre Íñigo guardaba rectitud al examinar lo justo y misericordia al decidir la sentencia».