El Correo de Burgos

TROTABURGOS- QUINTANAPALLA

Parada y fonda de la historia de ayer y de hoy

Romanos, trenes y aviones pasaron por ella...

Ayuntamiento de la villa.-M. M.

Ayuntamiento de la villa.-M. M.

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M. M
Burgos

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La pequeña localidad burgalesa de Quintanapalla puede presumir de haber sido parada y posta para algunos destacados personajes de la historia, quienes con su paso por la provincia incluyeron la villa en diferentes episodios del pasado provincial, de los que hoy queda algo más que un simple recuerdo.Ubicada a escasos 15 kilómetros de la capital burgalesa, Quintanapalla ha gozado siempre de una extraordinaria ubicación. Hecho que le permitió, por ejemplo, ser enclave esencial de aquel extraordinario nexo de comunicación que fue -y es- el correo.No fue hasta 1580 cuando el rey Felipe II estableció el servicio público de correos y estafetas en la península ibérica, siendo la posterior extensión de éste, el Camino Real de Francia, el único que contó con casas de postas en esta comarca burgalesa, una de las cuales se ubicó en Quintanapalla. Ésta aún puede verse en el pueblo, donde la vieja casa de postas es hoy un edificio rehabilitado.Testigo del pasado también vinculado al pueblo romano del que son muchos los elementos que recuerdan cómo la vecina N-I que transcurre cercana, tiene en las calzadas romanas sus antecedentes. Las mismas que hoy las rememoran en uno de los senderos más conocidos, el denominado ‘Camino de los Romanos’, que con escasa dificultad y poco más de 15,5 kilómetros de recorrido, pasea al visitante por el pasado y el paisaje de la villa. Todo ello a la par que le enseña cómo una dioptra servía para calcular trazados de vías que muchos hoy desearían.Paisaje en el que, a modo de interesante apunte, debe incluirse la dehesa de Quintanapalla, una de las pocas que todavía se conserva en la provincia. De gran riqueza micológica y arbórea, la pueblan -a apenas dos kilómetros del pueblo-, robles centenarios, hayas, arces y olmos, que hacen del conjunto su particular rincón verde.La villa recuerda, además, el paso por ella de la nobleza. En concreto al rememorar el encuentro y confirmación del enlace en de noviembre de 1679, del rey Carlos II con doña María Luisa de Borbón que, con este motivo, aforaron generosamente al pueblo y a su iglesia. Quintanapalla fue el lugar hasta el que el rey se acercó a recibir a su esposa, capítulo que los lugareños recrean cada año para conservar y transmitir un pasado que, gracias a sus vecinos, hoy sigue vivo.Teatro e historia se dan la mano con esta ardua labor vecinal, quienes convierten el centro del pueblo y la iglesia de San Esteban Protomártir en emblemático escenario de dicha recreación, a la que cada año acuden cientos de personas.Recuerdos a los que se suma finalmente, y ya más cercano en el tiempo, aquel 2011 en que los lugareños recordaron la hazaña del piloto francés Jules Védrines, ganador del raid de 1911, y cuyo busto de bronce -realizado por el artista burgalés Javier Sanz-, preside desde aquel día la entrada del Consistorio.Actos conmemorativos del centenario del raid aéreo Paris-Madrid, que pasó por primera vez por la región en mayo de 1911, y en cuya tercera etapa de San Sebastián a Getafe, sólo queda Védrines camino de Madrid tras las averías sufridas por sus competidores. Éste tuvo que aterrizar a en Quintanapalla por avería, circunstancia que le obligó a retrasar su llegada triunfal a Getafe 24 horas más tarde, alzándose de todas formas con el galardón.

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