IU reclama mesas de temporeros para «combatir la precariedad»

«Te pago cuatro euros porque el bocadillo ya lo pone Cáritas». Con esta frase, tan cruda como real, resumía ayer el coordinador provincial de Izquierda Unida, Jorge García, el trato «inhumano» que reciben la mayoría de temporeros foráneos durante la vendimia en la Ribera del Duero. No es la primera vez que la formación denuncia las «extorsiones» que a su juicio ejercen muchas empresas del sector vitivinícola de la comarca. Sin embargo, dada la pasividad de las instituciones al respecto, García anunció ayer una serie de propuestas dirigidas a la Junta de Castilla y León, la Diputación, el Ayuntamiento de Aranda y otros consistorios de la Ribera para «combatir la precariedad».En primer lugar, el coordinador de IUen Burgos defendió la convocatoria de la mesa provincial del trabajo temporero en Burgos que ya planteó Comisiones Obreras el mes pasado. «No vale que la denuncia se quede en nada», enfatizó con la intención de ir «más allá» para garantizar «no solo unas condiciones laborales dignas, sino un alojamiento que asuma el contratante tal y como establece la ley». Sobre este apartado profundizó el concejal de la formación en Aranda, Jonathan Gete, al asegurar que algunos intermediarios llegaron a descontar «un euro la hora» a los temporeros que se beneficiaban del extinto programa de acogida, promovido por la Corporación arandina junto a Cáritas y Cruz Roja, para garantizar alojamiento y manutención.Al margen de esta mesa de negociación, García insistió en la necesidad de establecer una segunda, con carácter «multilateral» y coordinada desde la Subdelegación del Gobierno, que permita poner en marcha medidas de choque. Al mismo tiempo, consideró de vital importancia que el Gobierno autonómico y la Institución Provincial suscriban un convenio de colaboración con «fondos suficientes» para «rehabilitar viviendas declaradas en ruina y alojar a los trabajadores cobrando una tasa a las empresas».Finalmente, el paquete de propuestas planteado por Izquierda Unida también solicita un mayor control por parte de la Inspección de Trabajo para evitar, en la medida de lo posible, las contrataciones irregulares y fraudulentas que se producen año tras año durante la vendimia. En este sentido, Gete recordó que algunos temporeros «cotizaban tres o cuatro horas y trabajaban 10». Además, subrayó que -salvo excepciones honrosas- las jornadas se prolongan «de sol a sol» y los salarios han descendido en los últimos años de 10 a «6 o 6,5» euros la hora.«Hay que repartir los beneficios del vino», manifestó el edil arandino antes de enfatizar que los caldos de la Ribera del Duero se sitúan entre «los más caros de España». Por este motivo, y partiendo del «crecimiento exponencial» que registra año tras año el Consejo Regulador, lamentó que las condiciones laborales hayan ido «mermando» hasta generar un«problema casi humanitario» que el Ayuntamiento trató de resolver a través del programa de acogida.No obstante, a pesar de su utilidad, Gete reiteró el apoyo con matices que IU expuso en su día al señalar que la «caridad» no soluciona el problema. García, por su parte, puso el foco en el exceso de personal que podría detectarse en la presente vendimia -recién iniciada- debido al escaso volumen de producción por culpa de la sequía. Así pues, con el fin de paliar este fenómeno en sucesivas campañas, la formación también solicitará la convocatoria de una bolsa de empleo. Y es que por ahora, según precisó el concejal, resulta prácticamente «imposible» conocer con exactitud el número de trabajadores que se desplazan a la Ribera para recoger uva.El edil arandino también aprovechó su comparecencia para criticar la «doble vara de medir» de la Diputación por no aportar fondos en su momento al programa de acogida mientras sí destinaba una partida para la Fiesta de la Vendimia. Similar diagnóstico el de García, quien exigió un ejercicio de responsabilidad a la Corporación Provincial -por lo menos en los municipios de menos de 20.000 habitantes- «más allá de pagar fiestas».Distintas condicionesDe casa pocos, eso sí. Casi todos los temporeros son de origen extranjero -principalmente de Europa del Este- y se organizan en cuadrillas que recorren el país para trabajar en distintas campañas según la época del año. En el sector vinícola, cada vez más españoles se desplazan a Francia, donde las condiciones laborales resultan mucho más ventajosas, desde el salario mínimo (en torno a 9,6 euros la hora) hasta las extras, que pueden llegar a pagarse al 150% si se alcanzan las 45 semanales. Por contra, trabajar de más en la Ribera se paga al mismo precio por norma general.